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Seungmin y Jeongin rompieron su noviazgo, lo hicieron por cuestiones que ni siquiera ellos mismos quisieron admitir. Después de su ruptura, desapareció cualquier vínculo entre ellos. Unos cuantos años después...
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06:15 a.m.
28 de agosto, 2019«
—¡Levántate, monigote! —gritó Seungmin, y le quitó la sábana a Jeongin.
—Unos minutitos más —murmuró Jeongin, aferrándose a su almohada.
—Jeongin, vamos. —Seungmin le apagó el ventilador. Pero Jeongin seguía sin reaccionar. Haciendo una mueca de impaciencia, Seungmin agarró a Jeongin por los pies y lo lanzó al suelo.
—¡Seungmin! —se quejó Jeongin, en cuanto su cabeza impactó contra el suelo—. ¿Eres subnormal? ¿Cómo se te ocurre lanzarme al piso? ¿Y si me fracturo el cerebro?
—No digo yo que el cerebro esté fracturado. No tienes ni una neurona para pensar que el cerebro no se fractura, se daña, anormal. —Le enseñó la lengua a Yang, quien se levantó y le dio la espalda—. Venga, Jeongin, tenemos que ir a investigar.
—¿Investigar? ¿De qué estás hablando?
—Sobre las cosas que nos han estado pasando —dijo Seungmin, con seriedad. Jeongin asintió levemente, como si estuviera asimilándolo aún—. ¿No me digas que se te olvidó?
—No, ¿cómo podría? —respondió Jeongin, evitando la mirada de Seungmin—. Está bien, vayamos a investigar. Solo dame unos minutos para prepararme.
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Seungmin y Jeongin habían hablado sobre investigar. Pero, ahora que se hallaban vestidos, delante de la escuela. No sabían por dónde empezar la investigación. Seungmin se separó de Jeongin y empezó a caminar por su cuenta; mientras, meditaba sobre cuáles podrían ser lugares propicios para investigar. Seungmin se detuvo abruptamente frente a uno de los muros de la institución. La verdad es que nunca se había puesto a pensar en cuáles eran las características de Mabeop, hasta ahora… El distrito Mabeop se ubicaba en una zona muy intrincada, distante, olvidada. El lugar era tan poco conocido que a veces parecía que no existía.
—Jeongin, ¿nunca has pensado que el distrito Mabeop es un lugar perfecto para escapar o morir? —preguntó Seungmin, sabiendo que Jeongin lo había estado siguiendo durante toda su meditación—. ¿No se te ha pasado esa idea por la cabeza?
—La verdad es que, cuando llegué aquí por primera vez, pensé que mis padres se querían deshacer de mí.
—Wow, ¿tan mal hijo eres? —Soltó una carcajada.
—¡No te rías! —increpó Jeongin—. En ese momento, estuve muy acojonado. En cuanto a tu pregunta, la respuesta es un sí. Este lugar es muy… ¿extraño?
