Las festividades en los reinos eran una tradición que jamás se rompía. Los reinos de todos los rincones asistían y entre altos cargos de mando hacían migas, concretaban acuerdos e incluso estrechaban relaciones que a futuro, para los reinos de cada uno de ellos, traería éxito y bendiciones.Sin embargo, para el Rey Jeon, su cumpleaños, no era un motivo de celebración, era una pérdida de tiempo. Un simple intento de su joven y agobiada madre por cazar una pareja para él con la intención de estrechar lazos que a futuro traerían un posible heredero que por su puesto, el Rey Jeon, no estaría dispuesto a engendrar aunque le ofrecieran todo el oro de los reinos existentes.
El Rey Jeon sabía que era lo suficientemente importante, inteligente, hábil y poderoso como para encerrarse en un decreto creado por la iglesia llamado el matrimonio. Era gracioso, ya que ni siquiera él se consideraba creyente, entonces por qué seguir los estatutos establecidos por una sociedad que fomentaba la debilidad de tener algo que perder por algo llamado el amor.
Absurdo.
Es por eso, que desde su elegante trono, observaba con quietud a las personas con detalle. Desde la sonrisa enfermiza de su hermana para con el Lord Kim, hasta la doncella de cabello lavanda que despertó su curiosidad.
- Mi Rey, si me permite, puedo hacer el trabajo por usted. - propuso el caballero Min en vista de que su Rey y mejor amigo tenía unos treinta minutos observado con detalle a la doncella desconocida.
El Rey Jeon calló por unos minutos mientras acariciaba el bordillo de su copa de vino con nulo interés en la misma.
- Caballero Min, - llamó el de cabellos de plata - ¿cómo es posible no tener registro de todas las personas que visitan este palacio? ¿No cree usted que es una indulgencia no saber que tipo de invitamos tenemos? ¿Debería acaso recordar a quien se le festeja su nacimiento? - preguntó sin quitar la mirada de aquel rincón donde el Príncipe de Reom, pronto a reinar el trono seguía hablando animadamente con su futuro consorte y aquella doncella.
- Con todo respeto, su alteza. - inició Min - Su madre, ex Reina de Nyomg, ha sido la encargada de invitar a los presentes en este palacio, señor. - respondió con respeto.
- Mh. Mi madre. - comentó el Rey - ¿cómo es que la doncella desconocida sostiene una conversación animada con el Lord Kim de Reom y su futuro consorte... - sus palabras se cortaron al observar al doncel Park abrazar con ánimo y dulzura a la doncella desconocida para unirse a cualquiera que sea la conversación que se llevaba a cabo en el grupo. - oh, incluso el doncel Park parece cercano a ella. Caballero Min, ¿Está seguro de que no sabe la identidad de la doncella? - preguntó nuevamente.
- Alteza, puedo asegurarle que nunca había visto ese rostro. - prometió el caballero Min haciendo que el Rey entrara en sus pensamientos.
- Y es entonces así que irás allá y me traerás una investigación detallada de su persona. Socializar Yoongi-ah es el néctar de la vida. - Dijo Jungkook burlándose de su hyung, puesto que él, más que nadie, sabía de lo mucho que al caballero Min se le dificultaba el socializar en festividades. Digamos que a Min Yoongi no le iban las fiestas y mucho menos la atención social.
Sin embargo, órdenes son órdenes.
- Si, majestad. - respondió con una inclinación y se aventuró entre la gente con la clara misión de traer claridad a la densidad de la mente del Rey con respecto a la dama de cabellos lavanda.
El rey Jeon observó todo los movimientos del caballero Min desde su cómodo trono, hasta que su madre, querida madre, se acercó a él.
- Madre. - pronunció escueto el Rey mientras cruzaba sus piernas y bebía de su vino sin interés.
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♚ R E A L : O N E ♚ 전 정 국
FanfictionEl Rey de Nyomg, Jeon Jungkook se embarca en un viaje exhaustivo por conocer a la nueva doncella desconocida que ha captado su atención y curiosidad. El Rey Jeon junto con su gran poder, harán todo lo posible por que se cumplan sus deseos, para bien...