♚ R E A L : O N E ♚ 전 정 국

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-¡Oh por todos los-! - La doncella se giró abruptamente al escuchar las palabras soltadas por el Rey Jeon quien sin vergüenza alguna le habló a su hermana con tal vulgaridad. La pared que sostenía su delicado cuerpo parecía ser el que ella misma creía un fiel refugio y aquel indicio de querer descargar su vejiga cesó inmediatamente al ser testigo de aquella abominación incestuosa.

Su corazón latía a toda velocidad y sus mejillas ardían gracias a la vergüenza ajena que se instalaba en su pecho. ¿Cómo era posible que una doncella con un noble y gran titulo como el de la princesa Jeon fuese manchado por el pecado de la lujuria acarreado por su mismo hermano? La princesa Kim del Reino de Reom no era una mojigata que no estuviese al tanto del conocimiento carnal, no era practicante ni mucho menos experta pero si bien sabía gracias a todos sus estudios, los actos indecorosos que podían llevarse a cabo gracias a sucumbir a la lujuria, ella no podía simplemente dar crédito a tan osada y grotesca escena. Sabía que la sociedad en la monarquía abusaba del poder en general pero nunca creyó al Rey Jeon entrar en esa posición.

Su respiración se atoraba en aquel corpiño que apretaba su pecho al punto de ahogarla. Cerró sus ojos buscando la paz que no llegaba a su cuerpo y que ni el mejor vino de todo el palacio podría encontrar. Sin si quiera dudar un segundo de sus acciones, tomó el vuelo de su amplio vestido con manos temblorosas y se apresuró a regresar por el mismo camino por el cual había llegado a tal fatídica escena. Por su mente pasaban miles de pensamientos y ninguno le daba la paz que necesitaba para sobrellevar la noche que le quedaba. Fue entonces cuando pudo encontrar a su hermano mayor entre todo el tumulto de personas ostentosas en aquel gran palacio. El mismo sonreía con tranquilidad mientras colocaba una mano prudente pero posesiva en la cintura de su cuñado quienes no habían concluido la charla con el caballero Min.

- YoungSo. - inmediatamente el príncipe Park pronunció con el ceño fruncido al poder observar a su mejor amiga quien para los ojos de los demás podría estar como siempre pero para los ojos del rubio sabía muy bien que algo no estaba bien.

- P-perdonen. - calló buscando la estabilidad en su voz bajo la mirada atenta de los presentes frente a ella. - Por un momento creí... creí haberme perdido. Lamento la llegada abrupta. - se disculpó con una leve reverencia y su hermano la inspeccionó de arriba abajo con una ceja alzada en señal de una clara sospecha, sin embargo menguó cualquiera de ellas pues su hermana estaba intacta como una taza de porcelana, bella, hermosa y digna.

- Le ruego princesa, - llamó el caballero Min - que cuide por donde pueda estar, el palacio puede asemejarse a un laberinto. Si desea usted, puedo asignarle a una doncella de servicio que este dispuesta a estar a su lado en todo momento por precaución, tomando en cuenta las circunstancias será mejor prevenir cualquier inconveniente. - finalizó el caballero Min observando como el heredero del trono de Reom asentía a sus palabras.

- ¿Circunstancias? - preguntó la pálida hacia su hermano quien parecía entender las palabras que claramente para ellas no eran del mismo tono blanco que para él.

- Ah sí, - suspiró su hermano recibiendo una copa de vino por parte de una doncella de servicio al igual que su cuñado - Me han surgido unos asuntos pendientes con el Rey Jeon que por lo visto son de un carácter urgente. Sin embargo, gracias a la celebración de su cumpleaños, no podemos tratarlo hasta su finalización. Ha sido muy amable de brindarnos alojamiento por el día de hoy. Partiremos a Reom mañana al medio día, por favor cuida por donde caminas y exploras. No estamos en Reom, Young So. - Advirtió con un tinte de reproche y regaño en su voz.

La doncella quien se había mantenido callada pero atenta asintió ante sus palabras en sumisión, ya que su hermano a pesar de ser su hermano, era su superior por lo cual era incorrecto y una gran falta de respeto ir contra sus palabras.