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Siete años después...

La noche, tan hermosa como la luna misma, comenzaba a cubrir totalmente a la calmada y pacífica aldea de los Berserker, donde los dragones y Berserkers por igual, dormían tranquilamente sin ningún conflicto que amenazara la paz en el pueblo.
Una de las únicas personas despiertas, era el líder, quien con la poca experiencia que contaba, se encontraba realizando los preparativos para el snoggletog junto con varios guerreros y estrategas que lo aconsejaban para poder recibir la estación de la mejor forma tanto para los dragones y sus dueños.
Todos estaban realmente cansados, y Dagur el más agotado de todos, solo quería poner una excusa para acabar con la reunión de una vez por todas.

Como por arte de magia, su salvación llegó milagrosamente a la puerta del gran salón, donde aterrizaron los que él llamaba hermanos.

—¡Heather, Hipo, me alegra que hayan regresado!

Corrió a abrazar a ambos jinetes qué habían llegado de un largo viaje de exploración por el archipiélago. Se veían horribles, y el pelirrojo dedujo que de seguro Hipo le presumiría cicatrices nuevas y Heather le daría un golpe por presumido.

—¡Bienvenidos hermanos!, permítanme un segundo, continuaremos con la reunión mañana, gracias—y seguidamente le prestó toda su atención a los recién llegados.

—Tenemos muchas cosas que contarte hermano—Hipo le dio unas palmadas en la espalda con una sonrisa.

—Es cierto, fuimos a una isla a la que llamamos "Isla glaciar" donde encontramos una nueva especie de dragon llamado "Espectro de nieve".

—Casi morimos—dijo orgulloso Hipo.

—Que directo, oigan que les parece si vamos a comer algo.

—A mi estómago le parece buena idea—Rió Heather.

Una vez que dejaron a los dragones para qur coman y fueron a casa de Dagur, comenzaron a comer tranquilamente al mismo tiempo que se ponían al tanto de todo lo ocurrido.

—Ese dragón fue verdaderamente atemorizante, excavan hoyos en la nieve y son bastante sigilosos.

—Bueno hermano, me alegra que sigan vivos pero necesito que me hagan un favor.

Ambos se miraron y siguieron comiendo esperando que el pelirrojo hable.

—Les tengo una lista de pequeños recados que quisiera que me traigan.

Hipo agarró el papel que dejó en la mesa y lo leyó mientras Heather le echaba un vistazo por encima de su hombro

—Esto se consigue con Johan, Johan, Johan, cualquier parte con pasto, con pesadilla mounstrosa, ¿Qué rayos es esto de espinas de fuego?

—Es una planta con tinta roja, sirve para hacer tatuajes y yo le quiero hacer uno a mi dragón y uno a mi, de rojo, color de la pasión, atrae más a las chicas.

—Bueno voy a ignorar eso, ¿Dónde se consigue?

—Pues en Berk ¿No es obvio?

Heather se atragantó con la comida y su hermano le dio unas palmadas.

—Wow, no te ahogues, espero que me traigan esas cosas, la mayoría de estas son para los preparativos de snoggletog que necesito terminar. Y si me disculpan, tengo que ir a dormir para la larga junta que me esprra mañana—se quejó—. Buenas noches— y si  decir nada más, se retiró con pereza a dormir a su cuarto, sin saber que ahora mismo Hipo se encontraba en tremendos dilemas emocionales.

Heather miró a Hipo con preocupación, pues sabía lo malo que debía ser para Hipo. No estaba mentalmente listo para acercarse a Berk, desde siempre trató de evitar como pudiera esa isla, y Heather tampoco estaba mentalmente preparada para darle ánimos.

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora