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Hipo se levantó con un mejor ánimo que el del día anterior, quizás era porque antes de dormir pudo bloquear sus pensamientos con ayuda de su increíble habilidad para ignorar el mundo cuando dibuja. Su mente fluyó con nuevas ideas para los dragones, iba a ser un grandioso día en la forja creando nuevas cosas.

Con un bostezo bajó las escaleras y vio a Heather que ya había preparado el desayuno, y lo observaba con una sonrisa muy dulce.

—Buenos días, señor terco.

—Buenos días loca Berserker.

—Pero que rencoroso eres, ¿cuáles son tus planes para hoy?—la pelinegra observó cómo Hipo se servía la comida y tomaba asiento en frente de ella.

—Trabajar y trabajar en la forja hasta que me fusione con la máquina de soldar, ¿quieres unirte?

—No gracias, te dejaré vivir tu doble vida y veré cómo puedo ayudar con los dragones.

—Genial—Hipo miraba su plato como si fuese lo más interesante de todo el mundo, sus pensamientos volvían a llenar su mente.

—¿Qué tienes?, ¿te comió la lengua tu noviesita?—se burló.

—Eso es asqueroso Heather, sólo ando pensando.

La chica no mencionó nada, solo contó mentalmente, en espera de que Hipo suelte toda la sopa. Podía estar lleno de sorpresas, pero en ocasiones era tan predecible.

—Heather, ¿qué harías si quieres gustarle a alguien?

Ella sonrió de lado, era cuestión de tiempo para que Hipo llegara corriendo por ella en busca de ayuda femenina.

—Depende demasiado de la persona, primero tienes que volverte cercano a esa persona, ganarte su confianza y demostrarle tus sentimientos.

—¿Cómo puedo ganarme su confianza?

Heather se quedó pensativa un rato y luego sonrió.

—¿Te daré una clase de chicas!

—Uy, Heather qué tarde es, tengo que ir a la forja, hay demasiadas espadas que me necesitan— Hipo levantó los platos y se acomodó bien su prótesis.

—De esta no te salvas Hipo Abadejo, te espero mañana en la cala después de desayunar.

—¡Okey mamá!

—¡Que descanses hijo!—Heather comenzó a reír.

Hipo salió rápidamente de la casa, ya había hablado demasiado y sabía que Heather lo molestaría el resto de su vida hasta que no avanzara con Astrid. Pero era tan difícil, se sentía mal ocultando quién realmente era, pero por otro lado, tal vez le gustaría más si no era Hipo Abadejo.

...

Narra Astrid

Hoy se me hacía un día bastante cálido, considerando que nos encontramos en las épocas de invierno. Me entraron unas inmensas ganas de ir a entrenar solo que mi hacha no tenía su habitual filo.

Decidí que iría con Bocon para arreglarla, jamás entrenaría sin mi hacha favorita y de la suerte.

Caminé unos minutos por los caminos de Berk, hoy no había tanto trabajo por lo que la mayoría de los vikingos prefería quedarse en su casa con su familia a relajarse. Se sentía tan extraño no ver alguna pelea contra los dragones, era desesperante para muchos, que ya empezaban a buscar otras actividades para distraerse.

Excepto yo, mis padres de seguro estaban descansando, mis amigos igual pero yo quería entrenar. He tenido tanto en la mente estos días, y desde siempre lanzar hachas era una de las pocas cosas que me hace sentir mejor. Aunque siento que con el tiempo pierde su efecto, ya que siempre son los mismos árboles a los que apunto, peor con distraerme ya era suficiente para darme más calma.

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2023 ⏰

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