Capitulo XIII

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Cuando por fin me recuperé un poco de todo lo que había pasado decidí bajar a la cocina para hacerle la comida al zopenco de mi hermano y a Adri. Cuando llegue a bajo, conecté mi móvil al altavoz y puse música para empezar a cocinar. Decidí hacer lasaña.

MATT

Salí de la habitación de Liz con una gran sonrisa. Se que la había dejado pensado y eso, me daba, aunque fuera la más mínima esperanza, de que por casualidad ella sentía algo por mi o se sentía atraída por mi, a pesar de todas las palabras que había dicho.

Entré en mi habitación y decidí darme una ducha, necesitaba despejarme. Cuando salí de la ducha, me coloque unos pantalones de chandal grises cortos y una camiseta simple de manga corta. Cuando estuve, salí del vestidor, mis oídos pudieron apreciar música a todo volumen, supuse que era Liz, así que decidí salir a ver que era lo que estaba haciendo. Salí de mi habitación y cuando fui a dirigirme a su habitación,  me di cuenta de que la musica provenía de abajo. Me dirigí a las escaleras para ir hasta la planta baja, cuando estuve abajo, pude escuchar que provenía de la cocina. Camine hasta la puerta y me quedé en el umbral viendo como bailaba mientras cocinaba y escuchaba su música. Me quedé literalmente embobado observando como se movía, era tan guapa, tan sensual... Todo ella me llamaba a quererla entre mis brazos, y a quererla para mi, solamente para mi. Quería verla bailar todos los días para mi, mientras cocina nuestra comida, o mientras la miro desde la cama. Quería ser el único que la disfrutara. Porque sinceramente, era la única chica que realmente valía la pena disfrutar.

-Que bien te mueves - dije acercándome a ella. Pego un salto por el susto, y casi se le cayó la lasaña que estaba cocinando al suelo. Ella pegó su mano al pecho y respiró hondo un par de veces.

-Idiota, poco más y me pega un infarto. ¿Que quieres? ¿Tener que llevarme al hospital?- dijo lanzándome dagas con los ojos, yo me reí y ella se volvió a girar para seguir cocinando. Me acerque a ella sigilosamente y pegué mi boca a su cuello. Ella se asustó tanto que esta vez si que se le cayó la comida al suelo. Ella se giró enseguida con  la cara roja de la rabia y me pegó una cachetada. Su cara pasó de la rabia a la sorpresa y de la sorpresa al miedo. Me había dolido, estaba seguro de que me habría dejado marcados los dedos.

-Eh... yo lo siento... - dijo vacilando, nerviosa.

Aproveché la situación y me acerque a ella despacio. Ella retrocedió hasta chocar con la encimera. Apoyé mis manos en la encimera, a los lados de su cintura,  y me pegué a ella hasta que nuestras caras casi se tocaron.

ELIZHABETH

Lo tenía pegado a mi, nuestras caras casi se tocaban y me costaba respirar. Pero lo peor de todo era que no me acababa de sentir todo lo incomoda que querría sentirme en una situación como aquella. Él acortó la poca distancia que quedaba entre los dos y juntó nuestros labios. Mis labios siguieron su beso y me avergoncé por ello. Pasé la mano por su nuca y le acaricié el pelo. Él pasó las manos a mis muslos y me subió a la encimera mientras se ponía en medio de mis piernas, yo pasé las piernas por su cintura y aunque no quisiera admitirlo disfruté de ese intenso y delicioso beso. Cuando nos separamos por falta de aire, el pasó su boca a mi cuello y dejo un largo camino de besos, desde mi clavícula hasta dejabo de mi oreja. Se me escapó un pequeño gemido de placer, a lo que él respondió con un gruñido contra mi cuello. Sus manos pasaron por debajo del dobladillo de mi camiseta, cosa que me hizo volver enseguida a la realidad. Lo aparté de mi de un empujón y me bajé enseguida de la encimera. Intenté salir de la cocina, porque sabia que si me quedaba mucho más tiempo ahí mis lágrimas empezarían a correr por mis mejillas, de lo avergonzada que estaba de mis actos. Pero ya era tarde, porque mis mejillas se empezaron a humedecer. Matt cogió mi mano y tiro de mi para girarme.

-¿Que he hecho ahora?- dijo nervioso y a la vez desconcertado.

-Todo Matt, no puedes hacerme esto, no puedes hacer que olvidas todo el infierno que me has echo pasar todos estos años y venir ahora con besos y con que soy tuya. No puede. ¿Tu sabes la de veces que me he sentido mal por culpa de tus gilipolleces? ¿Y la de veces que he llorado por tu culpa? Claro que no, ¿porque? Porque eres un capullo narcisista que solo sabe hacer daño a los demás y follarse a todo bicho viviente. Además, ya te lo dije, yo no soy como una de esas putas que te vas tirando. Porque lo que me diferencia de ellas, es que tengo sentimientos, y no porque estés bueno y tengas una cara bonita significa que me tengas a tus pies y que vaya a ser una mas de tus trapos usados. Ya lo he pasado mal, y tu lo sabes bien, no quiero volver a pasar por lo mismo y sinceramente, menos por una persona como tu. ¿Porque? ¿La verdad? No vales la pena. Y lo peor de todo, lo peor de todo es que estoy cabreada conmigo misma por seguirte el puto juego, por besarte y por todo. Porque no se que se me puede pasar por la cabeza al dejar que una persona como tú siquiera me toque- le escupí . No había parado de llorar en ningún momento mientras relataba mi discurso y empezaban a escocerme los ojos. Él agachó la cabeza.

-Lo siento- dijo en voz baja.

-Joder Matt, ¿no te das cuenta? No basta con un puto lo siento, no basta. Así que por favor ¡déjame en paz de una puta vez!- le grité a la cara.

En cuanto lo solté , salí de esa cocina y me dirigí a la puerta de la calle, donde me puse mis zapatos y cogí las llaves de la casa, que estaban apoyadas en el mueble. Salí de la casa dando un portazo. No hice más que llorar en todo el trayecto. De repente, un golpe contra el cuerpo de alguna persona hizo que casi cayera al suelo.

-Mierda joder, podrías mirar por donde vas- digo con la voz ronca de llorar.

-Mira por donde vas tu cuernuda- esa voz... Tara. Levanté la cabeza inmediatamente y me encuentre en mi campo de visión con Tara y Sergio... Lo que me faltaba en aquel momento.

-Perdona zorrita barata pero prefiero ser una cuernuda a ser una puta desesperada como tu que necesitas ponerte poca ropa para que se fijen en ti. - la deje con la boca abierta. Mire hacía Serguio que se estaba riendo.

-Tu no te rías tanto, que no se que es peor, si ser una zorra barata o estar con una, me das asco- su risa se cortó enseguida y agachó la cabeza.

Me levanté del suelo sin decir nada mas y salí de ahí con la cabeza bien alta.

No iba a permitir que una puta como ella me hiciera sentir mal, estaba harta de ser pisoteada,  ya lo había conseguido una vez, pero no lo volvería a hacer. Además, lo último que necesitaba es que viniera esa furcia a tocarme las narices después de lo que había pasado en casa.

Hablando de lo que había pasado... Me sentía una puta mierda. No podía permitir que después de tantos años amargandome la existencia, que viniera con besos y diciendo que era suya, era totalmente surrealista. Pero lo que más surrealistas me parecía era el echo de que había tenido que pasar las manos bajo mi camiseta para que yo reaccionara y lo apartara de mi. Estaba cabreada conmigo misma por haber dejado que esta situación llegara a este punto. Estaba avergonzada de mi misma.

Iba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta ni de que habia alguien delante mia. Me choque contra algo, más bien alguien y volvi a caer al suelo.

-Joder, ¿esque hoy es el día de tirar a Elizabeth al suelo o que?- dije frustrada, así no se me iba a recuperar el golpe del culo...

-Yo te tiro cuando quiero- reconocería aquella voz en cualquier parte......

-¿Aaron?

enamorada del mejor amigo de mi hermano (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora