enamorada del mejor amigo de mi hermano (Completa)

Capitulo X

-Mira niña lo primero de todo, a mi no me amenaces y menos me gruñas-me estaba empezando a dar miedo, nunca lo había visto así. Pero, a pesar de eso no se lo hice ver. Al contrario, alce la barbilla en un acto de coraje y lo mire directamente a los ojos, sin vacilar.

-Escúchame bien, cuando te digo algo, lo haces sin rechistar y si te hablo me contestas. Las reglas son muy fáciles, pero tranquila que se irán añadiendo más. Espero que las cumplas, creo que es hora de aceptar que eres mia- la sangre que corría por mis venas empezó a arder bajo mi piel, activando cada célula de mi cuerpo. La rabia y la ira se hicieron dueñas de mi.

-Ahora escúchame tu a mi- escupí con rabia mientras lo cogía del cuello de la camiseta- que sea la última vez en tu desgraciada existencia que tienes las jodidas narices de hablarme de esta manera. ¿Quien te crees que eres? Me das asco, me da asco el poco respeto que tienes hacia las mujeres. Nos tratas como si fuéramos trapos sucios que utilizas a tu antojo cuando se te da la real gana, como si no tuviéramos voz ni voto, como si estuviéramos aquí para servirte y complacerte sin poner pegas alguna. Ese es tu jodido problema Matt, y sinceramente, me das pena. Me das pena porque, con el tiempo, cuando se cansen de ti y se den cuenta de como eres, te quedaras solo, absolutamente solo. Porque nadie te va a querer si sigues de esta forma, porque ahora todas las tías te siguen el rollo y se dejan mangonear, pero no todas son así. Yo no soy así. Yo no voy a caer en tus encantos y no voy a dejar que me mangonees y hagas lo que quieras conmigo. Y con el tiempo, ninguna lo hará, porque estás equivocado, totalmente equivocado Matthew. Y que te quede bien claro, pedazo de gilipollas, yo no soy tuya. Yo no soy un objeto al que se le pueda atribuir un dueño. Soy una persona, ¡una jodida persona Matt! No una pertenencia con la que puedas hacer con ella lo que te de la real gana. Además, yo jamás estaría con una persona como tu, jamás estaría contigo- Su cara reflejaba sorpresa pero pude ver un atisbo de dolor en sus ojos, aun así, no me arrepentía de mis palabras.

Alentada por haber tomado las riendas y ser yo la que estaba dejando las cosas claras por una vez, solté el cuello de su camiseta y, con rabia, y un fuerza que no sabía que tenía, lo empujé lejos de mi. En aquel momento, antes de darle la oportunidad de que dijera algo, pase por su lado a toda prisa para alejarme de allí. En aquel momento,  necesitaba poner distancia entre el y yo. Me ponía los pelos de punta lo cabreada e irritada que me hacía sentir aquel chico.

Me alejé de allí escuchando como gritaba mi nombre, en respuesta mía, acelere el paso-hasta el punto de casi correr- y lo deje atrás, sin mirar atrás en ningún momento. Cuando entré dentro, ya era demasiado tarde para entrar en clase, así que me fui al campo de fútbol y me senté detrás de las gradas. Era mi sitio favorito dentro de aquel infierno. Iba a allí para pensar y estar sola, ya que no solía ir mucha gente, a parte de las parejitas.

La sangre me hervía solo de pensar en lo que había pasado hacia unos minutos. No entendía como tenía la cara tan dura para soltar toda esa retahíla de mierda por la boca. Después de tantos años de desprecio de su parte hacía mi, no entendía a que venía todo aquello. No entendía porque se comportaba de esa forma conmigo, cuando el único interés que tubo hacía mi persona, fue con el simple objetivo de molestarme y herirme. En aquel momento, lo único que quería era arrancarle la cabeza de su trabajado cuerpo y patearla muy muy lejos.

Tocó la campana y me obligué a levantarme de detrás de las gradas, para dirigirme hacia mi siguiente clase, rezando para que no me lo encontrara por el camino.

-¡Liz!- escuché mi nombre.

-Hola- dije sin humor, porque realmente así me sentía, sin ganas.

-Oooh hola Juls, ¿ como te encuentras? Que guapa estas hoy. ¿No podrías saludarme así?- me preguntó ella dramatizando la situación. Me encogí de hombros.