flor de durazno (LMK x Lector)

cap 4 jade y cena mortal (2/2)

el mercado era bullicioso y.... demasiado ruidoso, eso pensó la peliblanca mirando a un lado a otro con curiosidad, si bien pasaba la mayor parte del tiempo en el lugar, haciendo recados a cualquiera que se le acercara, no era fan del bullicio, contrario de lo que la gente piensa a primera vista de ella, "definitivamente un alborotador, no dejes que los niños se le acerquen y no le des herramientas para que no se arme un desastre" (según lo que el señor li llegaba a escuchar a la gente decir),  a puertas cerradas y solo en momentos cósmicamente raros la podrías ver convertida en un burrito de mantas y cosas esponjosas, solo logrando sacarla de su estado letárgico si ofrecías algo realmente bueno, tarea casi imposible, la niña era terca y de alguna manera demasiado paciente para aguantar, por favor, a gritar en voz alta esta niña es la misma que creo un jardín zen entre la basura, y incluso hizo crecer un gigante cerezo en medio de un charco de agua, aunque no es algo que ella misma alardea, debido a que puede llegar a ser bastante quisquillosa con las personas, tendría que ser una circunstancia muy especial para que te deje entrar a su territorio, la mirarías arrugar la nariz si lo intentas (el viejo li se ríe cada vez que lo hace, argumentando que es una característica divertida, por lo que a veces la molesta a propósito), antes de que salte sobre ti y te distraiga de tu objetivo inicial, con alguna cosa random que lleve a otra (razón por la que mk tardo en deshacerse una semana y media de los clones, de los que técnicamente la peliblanca se adueño, mk vio la oportunidad cuando los clones decidieron hacer un mandado sin consentimiento por que la reserva de dulces y golosinas ya se había agotado).

a pesar de esa característica, lamentablemente era un asco para demostrarlo o defenderse cada que alguien le decía que era una alborotadora, era bastante impulsiva y su gran curiosidad la llevaban a situaciones.. peculiares, este momento seria un gran ejemplo 

esa mañana decidió acompañar al dueño de la tienda de fideos, junto con el colado de lentes, después de que casi la atropellan 3 veces por distraerse en cuanto algo que despertó su curiosidad o llamo su atención, el instinto paternal de ambos mayores simplemente despertó y con mucho esfuerzo y perseverancia lograron ponerle una correa de seguridad infantil, con el consuelo de que tenia dibujos de patitos en la cinta.

estaban celebrando su logro mientras la niña veía la correa petrificada, tanto el de lentes se congelaron cuando la niña los miro con una cara neutra, sintiendo el miedo recorrerlos cuando la mirada de la niña paso a las manos de ambos que sostenían el otro extremo de la correa y les dio una sonrisa que competía con la de anya forger antes de simplemente echarse a correr llevando a ambos fácilmente a rastras detrás de ella como si fueran papalotes, en algún momento pigsy pudo agarrarse a un poste con ayuda de tang, de ahí se convirtió en una batalla de aguante por mantener quieta a la niña, afortunadamente terminaron ganando cuando la peliblanca resbalo y cayo al piso pareciendo agotada y mareada.

ambos adultos rieron nerviosos y cansados, eufóricos de haber ganado la ardua batalla, regresando al asunto principal a pigsy no pareció importarle llevar la correa ahora enfocado en encontrar lo que quería, ya podía oler esas gloriosas verduras, mientras tang caminaba un poco detrás de el mirando como la peliblanca era arrastrada por la correa ya que en protesta decidió simplemente quedarse acostada.

tang rio un poco por la situación y decidió que todo iría bien desde que pigsy hacia parecer que la peliblanca era ligera y inofensiva como un conejo cansado, así que regreso a ese tazón de fideos  que trajo con el, mirando con curiosidad cuando un ave de plumas doradas  se acerco a la peliblanca y pareció reírse de ella antes de recostarse sobre ella y dejar que lo arrastraran también.

así fue como inicio el día, actualmente estaban entre los puestos escogiendo meticulosamente cada glorioso producto, todo tranquilo, tang miraba a pigsy escoger mientras la peliblanca estaba sentada como un niño pequeño a un lado del demonio cerdo, el ave dorada que siempre la visitaba estaba descansando tranquilamente entre sus salvajes cabellos, luciendo cómodo y picoteando la mano de la niña cada que acercaba su mano al broche de la correa, atento para frustrar cualquier intento de escape, la peliblanca miraba al ave con traición y un puchero en sus labios, durante un buen rato antes de distraerse con pigsy.