Capítulo 35. Contenido +18.

19 1 0
                                    

ESTE CAPITULO ES CONTENIDO MADURO. Por favor, si no te gusta o si lo ves inapropiado pasa al siguiente capítulo porque se narrará como si no hubiera pasado nada. Continúa con la historia. <3

*pov's Sofia*

Una vez despierta fui a ver que pasó con mis padres porque no escuché la puerta de casa.

Entré sin llamar a la puerta y fue lo peor que podía haber hecho.

Vi a mi padre con mi madre desnudos tapados con una ligera sabana abrazados mientras dormían.

-¡Mamá!- se despertaron agitados por el grito que di.

-Hija. No grites, estábamos durmiendo.- mi padre me sacó el dedo gordo mostrándome que consiguió lo que quería. Juntarse de nuevo.

-¿Hija te puedes ir para que nos vistamos?- y me fui porque quedé con trauma.

Se lo conté a Alex.

-Ahora que si son felices me alegro por ellos.- dijo mientras miraba su móvil y sonreía.

-Hablando con Samuel.- silbé pero me llevé una hostia en la cara con la almohada que me había tirado.

-Vete ya.

Llamaron a la puerta al cabo de media hora y con vagancia baje a ver quién era.

Estaba mi hermano todo emocionado abriendo la puerta.

Mis padres se habían ido a cenar por ahí y Alex aprovechó para traer a Samuel a casa.

Me escondí en mi cuarto cuando Alex venía rumbo arriba.

-Necesito que te vayas un rato porque quiero estar tranquilo haciendo música con mi amigo.- claro que acepté. Pero no por hacerle un favor. Si nos porque sabia lo que iban a hacer y no tenía ganas de escucharlo.

*pov's Alex*

Después de que mi hermana se fuera de casa subimos Samuel y yo las escaleras besándonos.

Sabia que hoy cumplíamos un año siendo "amantes" y no hay mejor manera que echando un polvo.

Pero de regalo compré unos juguetitos para divertirnos y también para que dure más.

-Alex, ¿que es eso que querías enseñarme?- dijo separándose de mi boca.

-Ya lo verás.

Lo cogí de la mano y me lo llevé a mi cuarto poniendo musica sexi para excitarlo más.

Me miraba impaciente así que saqué de un cajón del escritorio un anillo vibrador para que se lo ponga.

Le brillaron los ojos.- ¿con que esas tenemos?

-Sí. Toma.- se lo di.- póntelo. Delante mía.

-Yo también te compré a ti un juguete.-y sacó una clase de aparato de plástico que me explico que era para metérmelo y él con un mando hacia lo que quería.

Lo acepté y los dos nos pusimos nuestro juguete.

El de el también iba con un mando que sostenía yo.

Nos pusimos a cenar pero no fue una cena normal.

A cada pregunta incorrecta que hacíamos uno de los dos apretaba un botón del mando para que vibrara.

-¿Capital de Paris?

-Francia.

-Incorrecto. La pregunta está mal hecha. La verdadera pregunta seria, ¿capital de Francia?

Y un calambrazó me dio por detrás haciéndome suspirar de gusto. Samuel parecía divertirse con esto. Así que ahí fui yo aun con el juguete vibrando.

-D-Dime cuantos lados tiene un pentágono.

-5

-¿Y un octágono?

-7

-Un respuesta bien y la otra mal. ¿Que debería de hacer ahora?

-Tal vez doble castigo.- sonrió de manera picara.

-Vale. Y le di al botón en ultra potencia viendo como se arqueaba y tocaba.

Así que para ayudarlo utilizé mi boca y él acabó con un gran orgasmo que hizo que tirara de mi pelo.

Luego nos saltamos el postre y fuimos directamente a la cama corriendo mientras lo sostenía y me mordía el cuello con lujuria.

Cuando entramos lo tiré contra el armario sin hacerle daño y le chupé los pezones tan duros que tenía que me volvían loco.

-Alex. Baja.- y después de decirme eso bajé hasta abajo e hice milagros con la lengua quitándole el anillo.

Tocaba mi pelo como si necesitase de mi tacto para saber que era yo el que lo hacía sentirse así.

-Alex, ¡dios!- dijo cuando tocaba su segundo orgasmo de la noche.

Y lo llegó a tener cogiéndome de la cabeza y empujando de detrás a delante.

Luego me tiró a la cama y me quitó los pantalones y los zapatos haciéndome sonrojar.

-Gracias.- me dijo y dudé.

-¿Por qué?

-Por esto. Por todo.- comentó abriendo las manos para señalar la situación. Solo le sonreí cuando de repente sentí su boca en mi abdomen.

Mordía sin freno recorriendo a lametazos cada parte de mi cuerpo haciéndome temblar de placer.

Cuando llego abajo del todo, con la lengua hacia unos trucos que aprendió con experiencia.

Después de casi 10 minutos yo conseguía llegar al orgasmo gritando su nombre muchas veces de todas las manera posibles.

-¡Samuel, madre mía!- en respuesta lo hacía más rápido y frenético.

Lo tiré encima mía besándole toda la boca y mordiéndole la mandíbula tan marcada que tiene.

Nos quitamos la ropa nosotros mismos a estirones casi rompiendo las camisetas.

Y Samuel se echó encima mía dejándome flipado con la estocada que me dio adentrándome todo el asunto en mí.

-¡Sí, sí, sí, sigue!- gritaba aún sabiendo que podrían llegar a oídos de los vecinos.

Y acabamos teniendo yo mi segundo orgasmo y el su tercero tumbados en la cama pensando en donde iría a parar nuestra relación en un futuro.

Profundos Secretos (1/2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora