Capítulo 34. La comida.

13 1 0
                                    

-Adiós.- despedí a Judit que ya se marchaba porque había pasado el tiempo de su contrato de alquiler.

-Adiós y ya hablaremos.- después de decir eso mi familia me miró para preguntar si había pasado algo.

Nos fuimos a comer estofado de mi madre porque mi padre se quedaba a comer a casa.

-¿Que tal vas en el apartamento?- preguntó mi madre para saciar el silencio.

-Bien.- después de dos minutos mi padre hizo la peor frase que se puede hacer a tu ex-mujer.- Estoy conociendo a alguien. De hecho Sofia ya los conoce.

-¿Los?

-Sus hijos.- mi madre miró su plato sin darle importancia a lo que decía.

Daba la sensación de que aún sentían algo el uno por el otro.

-Me alegro.- secamente concluyó mi madre.

-Yo también quiero conocerlos.- Alex estaba interesado. Y mi padre asintió a su respuesta.

-Y como se llama?- mi madre es masoquista creo.

-Celia.

-¿¡Celia!? Ella es amiga de la vecina. ¿Es morena y alta?- mi padre y yo asentimos un poco incómodos.- Esta bien. Me alegro de vuestra relación pero ya sabes como es ella.

-¿A que te refieres?- se notaba la voz de mi padre cabreado.

-Que le dejan todos sus novios porque es infiel. Yo solo aviso y el que avisa...- todos continuamos con la frase.

-No es traidor.

-Pues no se de dónde te sacas eso pero a mi me es fiel.- en respuesta mi madre levantó los hombros.

-Tu verás.

Seguían queriéndose aunque no se lo demostrasen.

-Mama, ¿que tal te va en el trabajo?- pregunté para ahorrarnos a todos el silencio.

-Bien.

Después de comer el primer plato pasamos al segundo.

-Estaba bueno el estofado cari...- todos miramos a mi padre por lo que iba a decir.- ¡Ay! No quería decir eso, se me escapó.

-Tranquilo, es normal.- y esa sonrisa de mi madre me dijo claramente que le gustaba que mi padre la llamara de esa manera.

Mamá cuando iba a ponerle la comida al plato de papá sin querer tropezó con su silla y mi padre la cogió de la cintura pegándola a ella.

-L-lo siento, eh...- Es que menuda película de familia.

-Esta bien. Ya lo sirvo yo.

   *pov's mother*

Cuando iba a servirme se acercó tanto a mi que sentí su cálido aliento detrás de mi oreja. Recordé los viejos tiempos.

-¿Quieres más?- y con dos simples palabras erizó mi piel.

-Vale.- en respuesta se acercó aún más.

Parecía que lo hiciera aposta porque sabe que el cuello es mi punto fuerte.

-Tenemos que hablar.- lo dijo bajito solo para que lo escuchara yo y sabía de lo que teníamos hablar.

Cuando acabamos de comer los niños fueron a la habitación y mi ex-marido y yo a nuestra, digo, a mi habitación.

-No has tocado nada mío. Sigue igual que cuando me fui.- dijo mirando a todos lados.

Cerré la puerta y me recosté en ella de manera provocativa. La verdad ya me daba igual lo que pensara él o mis hijos pero hoy no saldría sin antes hacerle el amor.

-¿Por que?- anunció tras un silencio ensordecedor.

-¿Por que qué?

-¿Porque te has puesto así cuando te he hablado de Celia?

-Por nada. Me alegro por vosotros.

Se acercó a mí lentamente con las manos en los bolsillos. La verdad él seguía conservando su aspecto varonil y seductor a pesar de los años que no se le notaban.

Río ladeando los labios a un lado y girando la cara.- Ya se que no te hace gracia pero quiero escucharlo de tu boca.- y su mirada bajó a mis labios.

-Bueno. Pues no me gusta que después de divorciarnos tú rehagas tu vida poco tiempo después.- cuando acabé de decirlo ya estaba a dos centímetros de mi.

Notaba su intensa mirada en mi boca y su calor rondando nuestros cuerpos.

-Claro.- hizo una pausa.- Solo nos estamos conociendo. Me estarás diciendo que tu no te acostaste con nadie en todo este tiempo.- no lo negué porque era así.- Lo sabia.

-Entonces hicimos mal los dos.- negó.

-¿Que hicimos mal? Estamos separados y cada uno sigue con su vida.

-Vale. Pues estas tardando en salir.

Me fui caminando hacia la cama cuando sentí su cuerpo acorralándome a una esquina. Me giró con delicadeza y noté un beso en mi boca.

Y así fue como dos personas que nunca dejaron de quererse se hicieron daño y lo solucionaron con el simple hecho de hablar.

Profundos Secretos (1/2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora