Béisbol Y Piedras

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–¿Estás seguro de que le diste bien la dirección?—los 3 estábamos esperando en una banca en el parque Yoyogi. El viernes a la hora del almuerzo Oboro tuvo la idea de venir al parque un rato solo nosotros 5, Tensei no pudo venir porque tenía que cuidar a su hermano y yo tampoco iba a venir pero en el momento que escuche que Mic si lo haría acepte, el problema es que aún no llegaba y pensamos que se había perdido.

–Te juro que si le di la dirección bien, hasta pregunté si quería venir conmigo pero me dijo que él podía llegar solo—le explico Oboro en su defensa a Nemuri.

–Oh, ¿y tu le crees al extranjero?, claro que no va saber llegar solo, idiota—discusión tras discusión era el pan de cada día en mi vida junto a esos dos desde que los conocí, en un principio no eran así pero de alguna manera ahora parecían casados.

Bufé de fastidio por escuchar cómo se gritaban, por mi parte estaba más preocupado por Mic, no es normal que tarde tanto, tal vez ni siquiera va a venir de todos modos.

–¿Y si vamos a buscarlo a su casa?—la propuesta nos hizo mirarlo sorprendidos.

–¿Sabes dónde vive?—preguntó Nemuri.

–Si, vive a unas calles de mi casa, me encontré con su hermana una vez junto a mi mamá y nos invitó a tomar té—los dos lo vimos mal.

–¿Por qué no lo dijiste desde un principio?—le reclame enojado, estando a punto de ir a su casa lo vimos caminando hacia nosotros a lo lejos, era muy fácil distinguirlo con su cabello rubio.

Suspiramos de alivio y Nemuri levantó la mano para saludarlo, yo también levante un poco la mano pero algo nos hizo dejar de sonreír, tenía un gran moretón en la parte derecha de la cara, justo en la quijada, sus lentes tenían unida con una cinta la parte del puente y la varilla, se notaba porque eran de color rojo y la cinta blanca.

–Perdón por llegar tarde, me perdí un poco y entre por otro lado—llegó sonriendo pero la sonrisa se le borró por la expresión de nuestras caras.

–¿Qué te pasó? ¿Estás bien?—se acercó Nemuri y luego yo.

–Eh...si, si, solo me caí en mi casa eso es todo—bajo la mirada, muy sospechoso a decir verdad.

–No inventes cosas Mic, eso no es un golpe de caída—Oboro se acercó y le miró la cara—mira.

–¡Ay!—exclamó cuando le tocó el golpe.

–Aquí están las marcas de los nudillos, ¿quién fue él que te golpeó?

–No me golpeó nadie...—se alejó de Oboro.

–¿Te amenazaron para no decir nada?—se acercó a él.

–No fue nadie...—dio otro paso atrás.

–¿Te siguieron hasta aquí?—se acercó otra vez.

–¡Nadie me hizo nada! ¡Ya déjame en paz!—intentó correr pero Oboro lo tomó de su camisa.

–¡Tu me vas a decir quien fue! ¿¡O qué!? ¿¡Quieres que te golpeé también hasta que me lo digas!?—alzó el puño mientras lo sostenía, Nemuri tomó a Oboro del brazo y le grito que lo dejara en paz mientras yo fui a ayudar a Mic a ponerse de pie después de que él idiota lo soltara, pero cuando le toque por accidente costado hizo una mueca.

–¡Pensé que eran diferentes! ¡Eres igual a Sensoji y esos idiotas!—le gritó.

–¡Aja! ¡Lo acabas de confirmar, si fue Sensoji!—sonrió, rodé los ojos, tenía que buscar mejores formas de interrogar a la gente.

–¿Qué?...

–Perdón por asustarte Mic, no iba a golpearte de verdad, sólo quería que dijeras que sí había sido él—extendió su mano para que la estrechara—¿amigos?

La Excusa Perfecta Para Dedicar Canciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora