CAPÍTULO 11

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Apoyo mi mochila en el piso, soltando un suspiro. Me limpio la transpiración de la frente mientras Valentín me da un vaso con agua.

-Eso de que se trabe el ascensor, ¿pasa seguido? -pregunto con la respiración agitada. Tuve que subir por las escaleras los ocho pisos y mi estado físico no es muy bueno que digamos.

-No mucho. Pasa que hay gente que cierra mal la puerta y bueno, es un quilombo -responde con una sonrisita.

Le devuelvo la sonrisa. Sí, estoy cansado y quiero irme a dormir, pero también estoy completamente feliz. Algo en el aroma del lugar y la grata compañía de Valentín me dan la sensación de estar como en casa.

Afuera ya es de noche. Hubiéramos tardado una hora en traer mis cosas (después de todo solo tenía un poco de ropa y algunas cosas personales que entraban perfectamente en el auto de Valentín) si no fuera porque a mi hermano se le dio por ponerse charlatán. Le hizo como mil preguntas a Valen, que respondió todas educadamente, aunque se notaba que no estaba cómodo. Aprecio que no haya mandado a mi hermano a la mierda sabiendo todo lo que hizo y sigue haciendo, pero creo que hubiese estado bien por lo menos una piña. Igualmente, él es demasiado correcto para eso.

-Voy hasta el chino a comprar algo para comer, ¿querés algo en especial? -dice él agarrando las llaves. Niego con la cabeza y me despido de él con un beso.

Parece irreal esta situación. Si hace un tiempo me decías que ese jefe malhumorado y serio escondía a alguien tan dulce y divertido, te hubiese preguntado qué droga estás tomando.

Pasan unos quince minutos y me siento demasiado cansado. Creo que no habría problema con que me acostara unos minutos, total, Valen me despertaría, cenaríamos y a dormir de nuevo...

La luz del sol me despierta. Entrecierro mis ojos mientras me doy cuenta de que, efectivamente, me quedé dormido. Me estiro y bostezo, alargando el brazo para agarrar el celular y ver la hora. Son las nueve y media, pero no hay problema, por suerte es domingo.

Escucho ruidos en la cocina y sonrío pensando en que será Valentín preparando el desayuno. Toda esta situación es rara pero agradable. Ya hasta parecemos una pareja que... un momento. ¿Somos una pareja? ¿Cuándo se vuelve oficial esto? ¿Debería preguntarle?

Mientras me levanto y salgo de la habitación me acuerdo de algo y freno en seco. Las palabras que ayer durante la tarde me había dicho Valentín vinieron a mi cabeza, haciendo que se me baje la presión. Él sale a correr a esta hora. Él no está acá ahora mismo. Si no es él, ¿quién está haciendo ruido?

Miro alrededor y me meto en el baño, agarrando lo primero que vi para defenderme: una botella de shampú. No me juzguen, es lo que tenía más cerca.

Caminando despacio atravieso el pasillo, giro y entro en la cocina-comedor. Suelto un gritito al ver a cierta persona conocida, sentada en la mesa con una sonrisa desagradable.

-Buenos días. Pensé que no despertarías.

Lucía suelta una risa aguda y malvada.

-¿Qué haces acá? ¿Quién te dejó entrar? -pregunto apuntándola con la botella. Me mira con asco, como si me hubiese convertido en una cucaracha o algo así.

-Estuve con Valentín por dos años. ¿Crees que no tengo una llave? Además, conozco su rutina a la perfección. Él va a volver en media hora.

¿Se sabe su rutina? ¿Será una acosadora loca? Bueno, loca sí está...

-Va a ser mejor que te vayas. Ya no sos bienvenida acá -intento que mi tono sea firme.

-¿O qué? ¿Me vas a lavar el pelo? Soltá eso por favor -dice señalando la botella. Avergonzado, apoyo mi arma en una mesita de por ahí-. Vine porque hay algo que tenés que saber sobre mi querido Valentín. No es quien pensas que es. No te contó nuestra historia, ¿no?

-No... no me dijo nada.

-Se nota. Dejame que te cuente.

Estoy a punto de echarla, pero sinceramente me da curiosidad saber qué pasó. No puede ser tan malo, ¿no?

-Hace varios meses, nuestra relación empezó a complicarse. Él volvía cada vez más tarde del trabajo, y no me explicaba dónde iba o qué hacía. Me empecé a preocupar, así que una noche desbloqueé su celular y lo revisé. Resulta que tu querido y perfecto Valentín estaba viéndose con otra. Sí, él no es tan perfecto como te lo hace creer. Es un tramposo. ¿O por qué crees que le hago la vida imposible? Es un maldito, y creo que tenías que saberlo. Después de todo, sos su nuevo juguete. Ahora me voy yendo. Llego tarde a una clase de yoga -termina con una indignantemente bella sonrisa. Se levanta y tirándome un beso sale, dejándome en el medio de la habitación recalculando.

¿Valentín hizo eso? Es algo horrible de hacer a alguien, no me imaginé que... que el podría...

Con lágrimas en los ojos agarro mis llaves y me voy, dejando mi celular en la mesa. Tengo muchas cosas para pensar, cosas que no me gustan para nada. Puta madre, estaba teniendo un buen día.





¡Volvimos! Y con mucho drama.

Gracias por leer, lxs quiero <3

-uri.

El jefe [truewos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora