⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀ ⠀アルファ ִ 𝗛𝗧𝗕𝗔𝗔 ִ ִ ִ
── jisung encuentra a su
pareja destinada inconsciente
en el bosque, al parecer, en su
primer celo. por si fuera poco,
el...
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ㅤㅡ¿A dónde vas?, ¿qué pasó?, ¿con quién hablabas? ㅡJisung se levantó de la mesa tan pronto vio a Minho ponerse su abrigo con total rapidez.
ㅡMi madre, está llegando a casa en éste momento ㅡcontestó, sentado en el pequeño sofá mientras calzaba sus botas.
ㅡ¿Irás ahora?
ㅡMmh ㅡasintió el castaño, entonces el rubio se le adelantó, tomando su brazo para detenerlo.
ㅡIré contigo-
ㅡNo ㅡla respuesta instantánea hizo a Jisung retroceder con el ceño fruncido, como si le hubiera dolido físicamente ㅡnecesito hacer ésto solo, Sung, no es que no te quiera ahí.
ㅡMinho tiene razón, Ji ㅡJiyu decidió intervenir de manera sutil. El alfa la miró, con una pequeña sonrisa agradecida y calmada ㅡes su madre, y ellos necesitan hablar muchas cosas.
ㅡPrometo que volveré ㅡel menor acunó sus gorditas mejillas con ambas manos y depositó un suave beso en su frente antes de marcharse.
Había comenzado a nevar afuera y el viento entró cuando Minho abrió y cerró la puerta una vez más. Jisung se quedó de pie en su posición, observando en silencio la puerta cerrada frente a él y pronto su abuela se unió, sosteniendo sus hombros suavemente lo encaminó a la mesa otra vez para que continuara comiendo, pero ya no estaba seguro de tener apetito. Observó de reojo el teléfono abandonado sobre la mesa unos segundos antes de que sus dedos se estiraran para desbloquear la pantalla, sin la intención de perturbar la privacidad de Minho, pero necesitando saciar su curiosidad. Pestañeó suavemente ante la luz para acostumbrarse antes de enfocar su vista en los, a penas, dos mensajes.
Gaeul.
Gaeul [ 19:57 ] ¡Conseguí dos días de vacaciones!
Gaeul [ 19:58 ] Estoy llegando~ ♥︎ ⠀
⠀ ⠀ Unos metros más alejado de la pequeña casa, el cachorro alfa acomodaba sus ropas mientras intentaba ver el camino en dirección a su hogar. Los copos de nieve se posaban en su cabello y en ocasiones obstruían su vista al caer en sus largas pestañas. El viento calaba hondo en sus huesos, y él se esforzaba por caminar lo más rápido posible con los centímetros de nieve que había crecido en esas últimas horas. Conocía el camino de memoria, pero eso no le evitó demorarse unos buenos diez minutos en finalizar su trayecto. Para cuando se encontraba frente a su hogar, tan solo a unos metros de distancia de la entrada, estaba jadeando por un poco de aire. Se detuvo unos segundos para recuperar el aliento, sintiendo el duro camino del oxígeno congelado en dirección a sus pulmones y exhalando el vaho. Le dolía el pecho como pocas veces, estaba seguro de que, de seguir respirando a bocanadas tan grandes se resfriaría, así que se mentalizó para comenzar a respirar por la nariz.
