capítulo O3

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Wang Lin 10 años.

— ¡Miren esto chicos! Estoy a punto de ganar — gritó un niño presionando los botones de la máquina de juego.

— Increíble — exclamó uno de los tres niños que habia alli observando.

— Eres genial Yan — dijo asombrado, viendo como su amigo hacía todo lo posible por terminar el juego.

Y luego de unos segundos, lo consiguió, causando que los dos niños junto con el ganador celebrarán, pero cuando vieron que su amigo no festejaban con ellos, se detuvieron confundidos.

— Lin ¿que sucede? ¿Por qué no estas celebrado con nosotros? — pregunto.

— Lo siento Hui, no estaba prestando atención — menciono sonriendo de forma tonto, haciendo que sus amigos pusieran "mala cara". Aunque la verdad no estaban enojados, conocían muy bien a Wang como para saber que a veces era algo descuidado.

— Esta bien, no importa — exclamó el vencedor — Esta vez quiero ir a la máquina de peluches — comentó caminando hacia dentro de la sala de juegos.

— No lo hagas Yan, esas cosas están arregladas para no ganar nada — se quejo siguiéndole el paso a los demás.

— Shh, no digas esas cosas Kun, o el encargado te escuchara — intentó callar a su amigo por vergüenza a que el mayor los escuchara hablar mal del lugar, ya que para él era como si hablaran mal de la comida frente al chef.

— ¿Tu que quieres hacer Lin? ¿Quieres agarrar algunos peluches? — pregunto Yan al menor del grupo.

— Yo... — no termino de hablar cuando de pronto algo llamó su atención, o mejor dicho; alguien, lo que hizo que los demás miraran hacia la misma dirección que Wang.

— Oh, es ese hombre — murmuró Kun observando.

— ¿Lo conoces? — pregunto Lin curioso.

— ¿Tu no? — preguntaron al unísono los menores, sorprendiendo a Lin, quien negó con la cabeza a sus preguntas.

— Ese hombre siempre que lo veo está con la misma ropa.

— Los adultos dicen que es un vagabundo.

— Yo escuche que siempre está apostando en el casino, o hay veces en que está en el bar emborrachándose.

— Mi mamá dijo que tal vez podría ser alguno mafio, o algo asi.

— ¿Pero lo mafioso no se viste un poco más elegantes?

— Como voy a saberlo, nunca he visto un mafioso antes.

— Yo espero nunca ver un mafioso. Que miedo.

Y mientras sus amigos balbuceaban cosas entre ellos, Wang en ningún momento le quitó los ojos de encima al hombre que pasaba despreocupado entre las personas sin importarle las miradas o los murmullos de demás.

— ...Yo creo que es genial — exclamo Lin sonriendo de par en par, casi como si hubiera visto a su ídolo favorito en persona, lo que causó que los contrarios lo miraran ofuscados.

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