capítulo O5

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Wang Lin 12 años

Tocando el timbre ansiosamente espero a que alguien contestara.

— ¡Que ruidoso eres! — gritaron mientras abrían la puerta de golpe. Era un hombre casi en sus 30, con un aspecto desaliñado, el cabello revuelto, una sudadera blanca, un bóxer color negro, y calcetas blancas, además de traer entre sus labios un cigarrillo encendido, junto con una botella en su mano derecha — Oh, eres tú — añadió mirando al niño que tenía enfrente.

— Hola Sr.Zhan — saludo el menor mientras sonreía de oreja a oreja — ¿Puedo pasar? — preguntó de forma educada mientras llevaba sus manos detrás de su espalda y jugueteaba con sus dedos nervioso.

— ¿Por qué estás aquí de nuevo? ¿No tienes amigos? — cuestionó inclinándose hacia delante para intimidar a Wang, pero eso no funcionó.

— Solo quiero pasar tiempo con usted — confesó sonriendo tiernamente — Además, quiero que juguemos juntos, como ayer — agregó sin apartar la mirada del adulto.

— ¿Por qué? ¿No te aburres de estar con un viejo como yo?

— No, me gusta estar con usted — confesó mostrando una sonrisa inocente y pura, a la vez que sus ojos brillaban de la alegría.

El mayor -soltando un suspiro- anunció; — De acuerdo. Pasa — mientras se hacía a un lado para que el menor entrara, lo cual hizo de inmediato, temiendo que el contrario cambiará de opinión a último momento.

Lin conocía de derecha a izquierda y de arriba a abajo la casa del Sr.Zhan, ya que había estado un par de veces en ese lugar, y como los primeros días aquel hombre y él casi no se hablaban, le daba tiempo al más joven de revisar su alrededor.

— ¿Hoy comió ramen Sr.Zhan? — preguntó el niño viendo algunos tazones de fideos instantáneos tirados en el suelo — ¿No debería comer más sano? Mamá siempre dice que comer mucha comida recalentada puede causar malestares — informó mirando el desorden de la habitación, y encontrando entre camisas y pantalones unas revistas muy inusual, pero como el mayor fue más rápido, Wang no alcanzo a ver bien de que eran.

. . .

Al cabo de unos minutos, el mayor y Lin se encontraban cada uno haciendo diferentes cosas.

— No lo entiendo ¿qué tienen de interesantes esos videojuegos que vuelve locos a los niños? — preguntó Moa mientras venía lo concentrado que se encontraba el menor.

— No sé — contestó Wang — Porque... es divertido, no lo se — agregó sin apartar sus ojos de la televisión, a la vez que terminaba por matar a su último enemigo — ¡Siii~! ¡Gane! ¡¿Lo viste?! ¡¿Lo viste?! — celebraba, para luego tirarse encima del mayor, haciendo que este soltara un quejido por el peso repentino — ¡Le gane Sr.Zhan! — exclamó mirando ilusionado al contrario, quien solo observaba el periódico.

— Si, si. Eres todo un campeón — pronunció sin interés mientras acariciaba la cabeza del menor, el cual se estaba quedando dormido debido al gesto, y así cayendo rendido sobre el pecho de Mao.

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