5. Miradas indescifrables

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Pasaron tres semanas desde que se colaron en el instituto. Olivia había hecho muchas amistades y se podría decir que se había vuelto de alguna forma, popular. Mientras que su hermano Mike, se hizo muy amigo de Nick, pero también conoció a unas cuantas personas.

Purple parasite iba de viento en popa, cada vez sonaban mejor y con más sincronía. Ya de por sí, Alex era buena con la guitarra, pero con el acompañamiento de la batería y la voz de Damian, todo cobraba más vida. Tenían una pequeña sorpresa preparada para sus amigos y dentro de poco podrían contársela, solo necesitaban una aprobación.

...

Eran las siete y media de la mañana y la morena se estaba lavando los dientes cuando oyó que alguien llamaba a la puerta. No había nadie en casa, su madre trabajaba y ella no tardaría en irse.
Se acercó a la estropeada puerta de roble y miró por la mirilla. Era él. El novio de su madre llamaba con fuerza de nuevo, seguramente se habría dejado las llaves en cualquier sitio, incluso en la calle.

Alex no se movió y evitó hacer cualquier ruido, quería que Peter se fuese, no le apetecía lidiar con un adulto ebrio un lunes por la mañana, ya tenía suficiente con los exámenes que se acercaban. No se alejó de la puerta, si lo hacía, Peter la podía oír y entonces no se iría.

- ¡Kimberly! ¿Estás ahí? - Gritó con su voz gruesa mientras volvía a llamar. - ¡Alex niñata asquerosa, si estás ahí ábreme! - Aporreó la puerta con las dos manos, asustando a la chica. - Sé que estás ahí.

La morena se asomó por la mirilla de nuevo, justo para ver al hombre hecho una furia en el otro lado.

Esperó unos segundos más hasta que oyó como los pesados pasos del novio de su madre se alejaban por las escaleras, resonando con el eco del portal. Solo faltaba la puerta de salida y ya podría asegurarse de que todo estaba en orden.
Y sonó. Aquel chirrido que se colaba en los oídos sonó para ser seguido por un portazo, indicio de que en efecto, Peter estaba borracho.

Volvió al baño a continuar aseandose y peinarse. Decidió hacerse un moño con prisas, su pelo no estaba en las mejores condiciones.

Llegó al instituto con un poco de tiempo, últimamente estaba mejorando los horarios, a menos que algo se interpusiese, como lo que había ocurrido recientemente.

Vio a la pelirroja en la entrada del colegio, estaba mirando el móvil con una sonrisa, lo cual era raro en ella, normalmente tenía una cara relajada, seria o incluso de enfado.

- Hey. - Se acercó Alex

- Hola. - Saludó Olivia con poco entusiasmo y sin despegar la vista de la pantalla.

- ¿A quién escribes? - Preguntó divertida la morena mientras se asomaba a cotillear.

- A tu madre. - Respondió seria ocultando el móvil. - Y por si acaso a tu padre. - Añadió ya con una pequeña sonrisa. Y según lo que Alex había aprendido de ella estos días, iba dirigido a ella.

- Voy a ignorar eso, mi banda tiene una sorpresa preparada y he pensado que te gustaría venir.

- Depende de cuándo es. Mañana no puedo, he quedado con unas amigas, el miércoles tampoco puedo, también he quedado y el jueves... Tengo una cita. - Lo último lo dijo en un tono más bajo, como si de alguna forma se avergonzase de decirlo.

- Todavía no sabemos cuándo va a ser, nos falta una aprobación, pero te aseguro que es en este mes. Y la cita, espero que te vaya bien. - No estaba muy convencida de la cita, no había visto a la pelirroja interactuar con nadie de forma coqueta. Tampoco la espiaba ni nada, pero fue una sorpresa saber lo de la cita.

Unas chicas se acercaron a ellas entre risas. Eran tres, dos chicas rubias muy parecidas; Alex pensó que eran hermanas, y una chica con el pelo lacio castaño y de rasgos asiáticos. A la última la conocía, compartían alguna clase, pero no habían hablado mucho.

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