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Mordió la uña de su pulgar esperando que cruzará la puerta, cuando lo hizo inmediatamente salto a sus brazos.

–¡Felicidades por ganar, Shikadai!.

–Gracias, Hinako.

–Sabia que lo harías.

–¿Por qué no me recibiste así cuando gane, Hinako?– protesto Boruto.

–Porque no era necesario, ya sabía que podías ganar. Shikadai tuvo más problemas que tu.

Su hermano se cruzo de brazos ignorando a ambos, Sarada paso al lado de ambos y Shikadai lazo su mano.

–Ten cuidado, dobe. Queremos demostrar que somos ganadores.

–Tres segundos– dijo la uchiha antes de chocar los cinco con Shikadai –Mira bien, teme...

–Hm.

Los tres miraron la pantalla de la batalla, Lee dio la señal y Hinako empezó a contar.

–Uno...– Sarada esquivo el golpe –Dos... Tres.

En el tercer segundo ella dio un golpe directo que la llevo a la victoria.

–Hm. Solo fue suerte...

–Admite que fueron tres segundos– Shikadai sonrió.

–Aburrido. Me voy.

–Es verdad. Ahora te toca, Hinako.

–Suerte– ella ignoro al Nara –¿Y ahora que le pico?.

–Jamas entenderás a la mujeres, Shikadai– contesto Chouchou –Jamas...

(...)

–Tuviste suerte, Sarada. Te toco alguien débil.

–No es que fuera débil, yo era mucho más fuerte.

Sarada alzo su mano esperándola, Hinako suspiro y chocó los cinco con ella pasando por su lado.

Su combate iniciaba ahora...

–Uzumaki Hinako de Konoha, contra, Araya de la Arena. ¡Comiencen!.

–Tu máscara es genial, pero no la usaría. Solo te la quitare para que todos te vean.

Lanzó múltiples Shuriken en su dirección pero él los esquivo con facilidad, chasqueo la lengua.

–¡Jutsu multiclones de sombra!.

Diez Hinakos lo rodearon y lanzaron Shuriken de todas las direcciones, la real miro con atención cada movimiento.

–¿Cómo es posible que alguien pueda esquivar todo eso?.

–¡Cuidado!– uno de sus clones se lanzo hacia ella evitando que un papel bomba fuera a ella.

–¿Cuando fue que...?.

–¡Concéntrate!. Si Shikadai nos ve ganar seguro se enamorara de nosotros– murmuró.

–¿Shikadai?.

⟨–Suerte...⟩.

–Vamos, debemos ganar está pelea.

La uzumaki se puso de pie mirando de nuevo a Araya, seguía esquivando con agilidad cada arma.
Debía pensar una forma de detenerlo, si lo atacaba de forma directa era posible que perdiera.

–¡Me quedé sin armas!.

–Yo también.

–¡Cuidado!.

Mujer problemática [Shikadai Nara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora