Familia

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-¿Por donde?- grito Dust sin dejar de correr

-Ay no- dijo el cuervo desde lo alto- esto es muy malo zorro, ya lo encontré pero no esta solo, esta a nada de toparse con él- le grito el cuervo bajando la altura para ser escuchado-

-Guíame- le dijo antes de aumentar la velocidad. El cuervo asintió y voló tan rápido como sus alas le permitían.

El zorro lo siguió mientras rogaba que Muffin no se topara con él. Su vida estaría en riesgo de ser así. Debía pensar en un plan de emergencia.

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No muy lejos de Dust se encontraba un pequeño cachorro de lobo deambulando sin rumbo, perdido.

Muffin caminaba con cuidado y miedo. Desde hace un rato que deambulaba sin tener idea donde estaba. Luego de que esa cosa aterradora le lastimara los oídos y los ojos, y que lo separaran de ese pájaro negro, trató de regresar a su hogar y esperar a sus papás ahí, pero por alguna razón sentía que no llegaba. Sus patitas dolían de tanto caminar y ya no podía con el miedo que tenía. Solo quería ir a casa y estar con sus padres.

Ya unas lagrimas caían por sus ojos y sentía frio por culpa de la humedad cuando diviso una figura enorme moverse. Un fuerte olor le invadió las fosas nasales y algo en su interior le decía que debía irse de inmediato, un miedo terrible le dijo que corriera ahora.

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Un grito agudo se oyó

Dust se inmediato detuvo su carrera, conocía al dueño de ese grito y sintió un nudo en el estomago. Tenía que darse prisa.

-Death- le grito al cuervo, quien no necesito escuchar la orden para saber que hacer.

Elevo su vuelo sobre los arboles y busco la información que el zorro necesitaba en cuestión de segundos para regresar y dar toda la información que Dust necesitaba.

-Hay una barranca cerca de donde están, no es muy alta, pero puede servir- le dijo el cuervo.

-Bien... dile a Blue que se mantenga al margen y que este atento a mi señal para que salga corriendo con Muffin- le empezó a explicar mientras pensaba en varias posibilidades para sacar a Muffin de cualquiera que fuese la situación en que lo va a encontrar. Solo rogaba porque esa bestia no lo alcanzara antes de que pudiera hacer algo.

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Muffin corría con todas sus fuerzas, su vida dependía de ello. Si no seguía corriendo ese monstruo enorme lo atraparía y le haría daño, mucho daño. El problema es que ya estaba muy cansado, ni él sabía cómo o por que había logrado aguantar tanto tiempo corriendo, pero pronto eso no importaría. El pecho le dolía y sus patas ardían, sin mencionar que el camino era difícil de transitar. Muffin estaba en un constante miedo por tomar un sendero equivocado o quedar atrapado entre grandes ramas y rocas, sin posibilidad de huir de esa enorme criatura.

-Ay no, no no no- dijo el cachorro al casi caer por un barranco, o una saliente mas bien. Volteo a ver que tan cerca estaba el monstruo y cuando entendió que no tenía mucho tiempo para pensar en algo que hacer. Muffin salto al vacío.

Si bien dolió el aterrizaje, el cachorro no sufrió ningún daño severo. Muffin esperó que así podría estar a salvo de esa criatura, ya que desapareció de su campo de visión, justo como dijo su maestro.

La idea era buena, y hubiera funcionado si se hubiera tratado de cualquier otro animal. Lamentablemente para Muffin, este, mas que un animal, era una fuerza destructora. El pequeño lobo había invadido su territorio, literalmente llegó hasta ponerse de frente de él sin ningún ápice de respeto o miedo. Eso le molesto mucho y tenia que sacar esa ira de algún modo, así como mostrarle al cachorro con quien se metió.

Un lobo muy interesanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora