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Durmieron abrazadas, Nayeon fingió no llorar y Mina fingió no darse cuenta.
Pasaron la mañana juntas, desayunaron e hicieron las tonterías que hacen siempre, rieron y se dijeron cosas cursis y se molestaron la una a la otra en mismas cantidades, tan rápido pasaba el tiempo entre ellas que no fue hasta que Mina se había acabado la última bolsa de Doritos que miró el reloj en la pared para ver que eran las tres y veintidós de la tarde.
—¡Nayeon! —la menor se sobresaltó desde la cocina y fue corriendo hasta la sala pensando que había ocurrido algo— ¿Has visto la hora? Llegas tarde a la quimio, idiota.
Mina se levantó del sillón dejando la bolsa a un lado y fue a buscar su abrigo, el de Nayeon, los gorros que había dejado en el dormitorio, preparando todo rápidamente porque ya llegaba con más de veinte minutos de retraso a su sesión.
—Hey, ¿Qué haces? — preguntó Nayeon, al verla cargando con las cosas—. Mina, deja, no voy a ningún lado.
La mayor alzó la vista hacia ella, tenía sus brazos llenos de las cosas, frunció el ceño.
—¿No tienes quimio a las tres? Ese era nuestro horario, ¿Te lo cambiaron?
Nayeon negó, pareció avergonzarse y fijó la vista en sus pies.
—Yo... Dejé de ir a quimioterapia.
—¿Dejaste? — Mina soltó todas las cosas, dejándolas caer en el piso.
—¡Mi-!
—¿Por qué dejaste? Nayeon, eres la que me obligó a seguir con la quimio, ¿Y la dejas? No esperaba eso de ti-
—¡Para, para! — Nayeon alzó ambas manos hacia ella, volvía a tener lágrimas en sus ojitos, y sonrió de forma penosa—. No saques conclusiones apresuradas, no, Mina, deja de hablar antes de que digas algo que me lastime aún más.
Mina frunció el ceño y se mordió el labio para callar, notó el labio inferior de Nayeon temblar y las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas.
—Y-Yo técnicamente no dejé quimio... Me dijeron que la dejara, los doctores.
—¿Qué? — Mina quería ir para allá y golpearlos por hacerle algo así a Nayeon, a cualquiera en general.
—E-Es que... Ya no hay nada que hacerme, Mina. — dijo, casi en un susurro.
Mina parpadeó, negó, intentando creer en algo de todo lo que estaba pasando, miró a Nayeon quien sólo podía llorar, ahogando sus sollozos con una de sus manos, que cubría su boca, sus ojitos avellana lo evitaban.
—¿Nayeon...? ¿Por qué? ¿Qué te pasa?
Nayeon negó, limpió sus mejillas, Mina se acercó a ella para tomarla por los brazos, pero la menor luchó por soltarse, cosa que hizo que lo tomara con firmeza y la abrazara contra sí.
—Nayeon, dime.
—No quiero decirte, Mina. — dijo negando.
—No pasará nada si me lo dices, anda, necesito saber...
Nayeon sorbió su nariz, su cuerpo entero tembló y Mina la apretó un poco más contra su cuerpo.
—Me dijeron que ya estoy en etapa terminal... La quimio no funcionó esta vez y en realidad... Sólo lo empeoró.
Mina quiso hablar, pero su voz no pudo salir, se rompió en su garganta e hizo un nudo enorme que no pudo despejar, comenzó a llorar con ella, con la menor temblando entre sus brazos, aterrada de que ahora su más grande y más puro amor la dejara sabiendo de su inevitable destino, conservo el abrazo con todas sus fuerzas, pensando que sería el último, antes de que Mina la dejara para no salir más lastimada.
—Lo siento— murmuró Nayeon, con la voz rota.
Si Mina iba a dejarla, al menos se disculparía por hacerle tanto mal.
—Te irás, ¿No? — preguntó, aunque ya sabía la respuesta—. Mina... Lo siento, y-yo me quedaría más tiempo, yo no elegiría esto para mí, ni para ti, ni para las dos... Por eso no quería salir contigo, porque... Sería peor, p-pero yo te amo, Muna, e-en serio te amo y-y... Lo siento mucho.
Nayeon temblaba de forma furiosa y Mina se aferraba al abrazo para no caerse, y fueron largos minutos así hasta que se apartó, la menor negó porque no quería que se fuera aún, pero Mina tomó sus mejillas y unió sus labios en un beso lento y salado de lágrimas, en búsqueda de un consuelo para su dolor, para el vacío en sus corazones y para las pequeñas y profundas astillas en su amor.
Nayeon correspondió como si fuera el último, y cuando Mina rompió el beso, bajó la cabeza, rendida, ya esperando a que la dejaran de nuevo, como ya le había pasado antes.
— Te amo con todo mi ser, Nayeon, siempre lo haré. —dijo Mina, y Nayeon no se esperaba esas palabras—. Y no me iré nunca de tu lado, porque eres el amor de mi vida... Y quiero estar contigo... Lo que sea que todo esto lo permita.