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La quimioterapia se le hacía pesada y muchas veces, eterna, habían usado una medicina que aún estaba en proceso de experimentación, la habían hecho firmar muchos contratos y cosas que no entendía mucho, pero lo que sea que la sacará de esta estaba bien.

Lo habían probado pocas veces en otras personas que estaban en lo justo y necesario, y se habían recuperado muy bien, aún no había sido probada con leucemia, pero siempre había una primera vez para todo.

Le dieron un turno bastante tarde, y llegó a una época del año donde entraban antes del atardecer y salían del hospital de noche, y Nayeon estaba que se dormía de pie.

—¿Bella durmiente? — preguntó Mina, besando su frente, para después colocarle su gorro turquesa, el que le había tejido más recientemente, abrigándola para salir del hospital.

Nayeon hizo una mueca y un sonido molesto.

— Eres hermoso, Nayeonnie, y adorable, toda dormida— le recordó su novia—. Ven, te cargo — se dió la vuelta y dejó que Nayeon pasara sus brazos sobre sus hombros, enganchara sus piernas en las caderas de la mayor y sonriera mientras apoyaba una mejilla en el hombro de la pelinegra, Mina la llevó en su espalda sin mucho problema, pero sabía que sus rodillas iban a doler mañana.

Mina se había dejado el pelo bastante largo, y por más que le molestaba porque ya le estaba tapando los ojos con algunos mechones, estaba tan largo que la menor hasta jugaba a hacerle trenzas o a atarlo en moños, no quería ir a cortarse el cabello.

— Mina... — murmuró Nayeon cerca de su oído—. El médico vino a hablarme cuando no estabas.

— ¿Qué dijo, bebé? — Mina se sentía nerviosa, pero se mantuvo calmada para ella.

— En mis últimas pruebas... Todo salió mucho mejor, está funcionando y van a empezar a buscar un donante de médula para mí.

Mina sonrió ampliamente y rió con alegría, Nayeon sonrió al escucharla.

— Es una noticia genial y hermosa, bebé— dijo Mina, sostuvo la mano de Nayeon, unidas frente a ella, para besarla—. Estoy muy orgullosa de ti, nena, me haces muy feliz.

Nayeon se ruborizó.

— Esto... Es más fuerte y me cansa mucho más que las otras, pero quiero más tiempo contigo, Mimi.

— Me tendrás toda la vida, Nayeonnie.

— Haré de mi vida muy larga.

— Lo estás logrando, nena.

— Dame un premio por lograrlo, nena.

— Oh, sí, nena.

Nayeon comenzó a reír por el tono raro que había usado su novia, y la abrazó más firmemente.

— Te amo mucho, Mina— dijo la menor.

— Te amo más, bebé— correspondió.

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