💕 Sinopsis ~
Edgar, el empleado de una tienda de regalos, comenzó a recibir cartas anónimas tan solo unos cuántos días después de que abrieran el negocio en el que trabajaba.
Colette, su compañera, sabe quién es el autor de todos esos textos que su...
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Narrador: La tarde en la que por fin el adinerado señor Griff abrió su negocio de tienda de regalos, no solo él fue el más feliz, sino también su par de jóvenes empleados, a quienes les iba a ofrecer una buena paga semanal. La tienda de regalos de Griff (como se llama el negocio) abrió junto a varios negocios más. Recalquemos que entre esos negocios se encuentra una clínica médica, un arcade, una pastelería, una floristería y un cinema.
Todos los negocios antes mencionados se encontraban en una larga y concurrida avenida de la ciudad. Los negocios se encontraban en este orden:
El día antes de la inauguración, Griff invitó a los dueños de los otros negocios a una pequeña cena. Ahí se encontraban Rosa, Byron, Piper, Brock y Lola. -¿Y quiénes son tus empleados? -le preguntó Lola a Griff. -Dos vecinos míos. Son jóvenes, se llaman Edgar y Colette. -mencionó Griff. -Eso es fantástico. Sé que te irá bien. -dijo Rosa sonriendo.
···
Al día siguiente, a las 10:00 de la mañana fue cuando el par de empleados jóvenes abrieron la tienda. Ya tenían gente esperando. Hacía mucho que no abrían otro negocio, hasta que Griff decidió comprar ese local que llevaba ya muchos meses sin venderse. -¡Buenos días! ¡La tienda de regalos de Griff está abierta desde... Ahora! -dijo la simpática empleada de cabello platinado. Los clientes entraron rápidamente, niños en su mayoría.
-¿Cuánto dinero te dió papá? -preguntó una pequeña niña con un abrigo que le quedaba extra largo. -Suficiente para que nos compremos lo que queramos, Bonnie. -contestó la hermana mayor de esa niña. -¡Sandy, mira esos relojes de arena! -dijo una chica que mascaba chicle y hacía burbujas muy grandes con él. -¡Llevaré diez! -contestó el lindo niño al que ella le habló.
Edgar estaba en la caja, esperando a que llegara el primer cliente para otorgarle una playera de regalo (orden que le dió el señor Griff). Colette se encontraba por los pasillos supervisando que los niños no rompieran algo.
-Buenos días. -dijo el primer cliente. -Buenos días... Toma tu premio por ser el cliente número uno. -dijo Edgar con total desánimo y le entregó la playera. -Yo no uso playeras, puedes dársela al que siga después de mí, gracias. -dijo el curioso niño de ojos morados. Edgar alzó una ceja y se levantó para observar al chico, viendo que solo tenía puesto un chaleco morado.
