La Desconocida

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KATE

Ya era noviembre y el clima habia cambiado a uno frio, por las noches nevaba y los alrededores al amanecer eran tan blancos como el papel. Me encontraba observando el lago unos segundos antes de acompañar a Draco. Estaba un poco triste porque el lago negro parecia de acero, estaba totalmente congelado, y ese era el unico lugar que me irradiaba paz, aunque preferia que su contenido estuviera en estado liquido, aun asi, el lago seguia increiblemente hermoso.

Ya me encontraba perfectamente, todo gracias a la magnifica magia de la señora promfrey. Sin embargo no me salve del regaño del profesor Snape, pues nos habia reñido, a Draco y a mi, diciendo que ubiese sido mucho mejor que no hubiesemos metido nuestro hocico entrometido en el asunto, asi la reputacion de Slytherin seria mas buena que la de Gryffindor, al menos no le quito puntos a la casa.

- ¡Kate! - llamaron -. ¡Vamos, no puedes romper tu promesa! - Draco estaba junto a Crabbe y Goyle, en la entrada del castillo esperandome.

Suspire aburrida. Le habia prometido al rubio que lo acompañaria al primer partido de la temporada de Quidditch de Hogwarts, si a cambio, mientras mi estadia en la enfermeria, el tomaba notas por mi de las clases.

Me acomode mi bufanda y corri hacia ellos para dirigirnos al campo de Quidditch.

Sabia mucho sobre el Quidditch, por que hubo una epoca donde yo queria convertirme en una jugadora del deporte, mi papá me apoyaba por que le encantaba la idea, el había sido capitán de Gryffindor un año en Hogwarts, pero a sus padres -mis abuelos- no les agradaba la idea de que su hijo fuera un simple jugador del Quidditch, deporte que mi abuela odiaba, a si que lo dejó, mis abuelos soñaban con que mi padre fuera alguien importante en el ministerio de magia u otra facultad política.

No se que fué lo que hizo que esa obseción con el Quidditch desapareciera, pero ahora, no odiaba el quidditch, pero tampoco era que me encantara. 

- Ya quiero ver a Gryffindor perdiendo frente a Slytherin - dijo Draco mientras caminabamos.

- ¿Y si Slytherin pierde frente a Gryffindor? - le pregunté.

- pfff, por favor, Kate - bufó - tenemos el triundo asegurado, no digas ridiculeces.

Sonreí.

- Yo solo decía - y elevé las manos en señal de rendición.

- pero, Harry potter, podría terminar siendo muy bueno - Comentó Goyle.

- Si, podría coger la Snitch antes que Terence Higgs - le siguió Crabbe con cara de horror.

- pues es obvio que el cazador de Slytherin no es tan bueno... yo lo haría mucho mejor - susurró -.... pero es mucho mejor que potter.

- O tal vez potter es mucho mejor que el - me gustaba cabrear a Malfoy.

El suspiró y me miró tratando de tenerme paciencia.

- potter será un desastre, Spiering...

- pero...

-... dije que dejaras de decir ridiculeces -se volvió hacia en frente y le brillaron los ojos cuando vió el campo de juego.

- Bieeeen... te dejaré engañarte a ti mismo.

Me fulminó con la mirada y yo me reí.

. . .

DESCONOCIDA

Todo el colegio parecía estar reunido alrededor del campo de quidditch. Cuando los equipos salieron, los presentes vitorearon y aplaudieron con entuciasmo.

Yo odiaba el Quidditch, no soportaba tanto ruido, no entendía como se emocionaban tanto por un tonto juego que no servía para nada. Solo había venido por una razón, Él, de otra forma jamas ubiese pisado este asqueroso espectáculo de payasos.

Estaba sentada en una de las gradas de Slytherin, donde no habían tantas personas, todo estaba repleto, estas eran las únicas que no estaban abarrotadas de estudiantes.

Ya un niñito de Gryffindor, estaba narrando el aburrido partido.

Seguía mirando hacia todos lados por si veía algún rastro de él, era casi imposible encontrarlo entre tanta gente. Hasta que escuché la risa de una chica, aquella chica dijo ese nombre, aquel nombre que repetía constantemente en mi cabeza. Cuando dirigí mi cabeza a donde había oído aquello, no pude evitar sentir repulsión ante la escena.

La hija mayor de los Spiering, Katherine Spiering, la chica bonita que de por si no me agradaba, estaba enganchada al brazo de mi chico y reía con ganas por alguna cosa que había dicho Malfoy.

Me estremecí y empecé a sentir rabia, si antes no me había caído bien, Katherine Spiering, ahora si que la odiaba.

Me abrí paso entre la gente empujandoles e ignorando sus quejas. Cuando estuve lo suficientemente cerca lo llamé.

- ¡Draco!

El volteó, al reconocerme, se paró enseguida de la grada y soltó el brazo de la chica.

- ¡Hey! - dijo sorprendido, alzando sus perfectas cejas rubias - ¿Que haces aqui, J....? - dijo, pero mi nombre en sus labios fue un simple balbuceo por que, justo en ese instante, Slytherin anotó un tanto y los vitoreos y gritos de emocion de los alumnos hicieron precencia.

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El Poder de una SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora