Su Reina [DAENSA]

III: PARTE DEL TRATO

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SANSA NO CREE QUE DAENERYS SEA UNA REINA LOCA.

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En algún punto, Tyra ya tiene su capa lista para cubrirla del frío que apenas puede tolerar. La doncella es amable, cubierta de pieles pesadas, Sansa ve que tiembla y no es debido al gélido ambiente que rodea Invernalia.

Siendo la Dama de Invernalia quiere dar seguridad a su pueblo. Quiere que la gente la vea mostrando valentía e irradiando seguridad para que se sintieran a salvo.

Darles esperanza.

No pudo descansar en absoluto. Teme que al dormir escuche gritos, que nadie le avise de la llegada de los muertos. Nadie, más que los niños más pequeños que no tienen ni idea de lo que sucede, son los únicos que concilian el sueño dentro de los muros. Muchas madres se han adentrado a la cripta para que sus hijos sigan durmiendo ahí, sin la molestia de los fuertes ruidos que causan los hombres. Los niños que no tienen un adulto que los cuide son guiados por los soldados del Norte, incluso ve a la doncella de Daenerys acercarse a los niños para que hagan caso a los soldados.

Daenerys hace tiempo que se marchó a las colinas donde los dragones esperan ser guiados. Se siente desprotegida. Ser Brienne ha ido a su posición donde es requerida para mantener el orden entre los soldados, Jon está con los Lores en las primeras filas de los soldados del Norte junto con Fantasma. Y, Arya, su hermana, está en los muros. La podía ver desde donde está.

—¡Puedo luchar! ¡Sé usarlo!

Sansa voltea hacia donde viene la voz de la niña. Un hombre la carga a la fuerza. La niña lleva un arco pequeño de madera en una mano, parece tener flechas en un carcaj sujetado a la cintura. Las pieles andrajosas no son adecuadas para cubrirla del frío, sin embargo, parece no darle importancia por el forcejeo que hace en los brazos del hombre.

No es una niña de más de diez años.

—¡Estarás mejor en la cripta, niña salvaje! —Se queja el hombre intentando apartar la mano de la niña del rostro.

Estarían locos si aceptaran niños sin preparación para pelear. La niña bufa resignada de no poder escapar de la fuerza de su captor, siendo llevada de mala gana hacia las puertas de la cripta.

Por un momento vio a Arya, aunque con las diferencias de que la niña tiene un cabello que pareciera ser bañado por el sol. Y enredado.

—Mi Lady, —Tyrion llega con un odre alrededor de su hombro que puede adivinar es vino. Carga una ballesta en las manos, cargada y con dos carcajes llenos de virotes con punta de vidriagón. — ¿Quiere que la acompañé a la cripta?

Sansa niega tragándose los nervios.

—Aún no. Bajaré cuando toda la gente esté ahí. —Aseguró.

—Sabe que, si le pasa algo, Su Gracia me matará, ¿verdad?

—No creo que le importe, tú importas más.

Tyrion arrugó la nariz viéndose inseguro de sí mismo.

—Seré sincero con usted, Lady Sansa, puede que la reina la vea como una pieza más para ganar el juego, pero le puedo asegurar que, más allá de importarle el tonto trono de hierro, le importa que una mujer esté a salvo. Y más si esa mujer va a ser su esposa. —Indicó. —Si no baja cuando escuche la primera catapulta siendo disparada, subiré por usted y la arrastraré hasta la cripta.