20| FIN Parte 2

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Cuándo Jimin y Jungkook regresaron a la aldea de los lobos nadie se lo esperaba

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Cuándo Jimin y Jungkook regresaron a la aldea de los lobos nadie se lo esperaba.
En manada salieron a recibirlo y a celebrar que regresaran sanos y salvos.

Namjoon corrió a abrazar a Jimin y con sus enormes manos, tomó su rostro y entre lágrimas le dijo:

—Lo encontraste, pequeño Rojo, me trajiste a mi hijo.

Giró y abrazó al alaskan como nunca en su vida lo había hecho.

—Jungkook, hijo, hijo amado.

Lloraba como niño
Kook parecía una criatura entre esos inmensos brazos y por primera vez en toda su vida, él susurró:

—Papá...

¿No es curioso?

Han vivido bajo el mismo techo por años, Trueno fue quién le dio cobijo y una familia cuando el alaskan malamute del Portal de los Gritos, fue encontrado tras el genocidio de su raza. El mismo que lo crió y le inculcó los valores que lo hacen ser hoy, un alfa respetado y admirado por los lobos, nunca, nunca en todos esos años, él había podido llamarlo hijo, más allá de que lo considerara como tal. Y por supuesto Jungkook tampoco lo había llamado, padre, jamás.
Este abrazo sellaba más que la alegría de volver a verse, era la declaración de reconocerse como familia y del respeto y amor que se tienen.

Sus espaldas se sacudían por el llanto visceral del líder y del alfa vigía.

—Hijo amado, casi me muero buscándote, no hemos dejado de hacerlo cada día.

Aflojó el abrazo para atraer a Jimin al apretón y los tres unieron sus cabeza al centro.

—¡Gracias, Jimin! Gracias. ¿A dónde hallaste a este perro tonto?

Reían entre lágrimas.

—Me fui al Apogeo del Cénit —Kook dijo bien bajito, casi un susurro.

—¿Queeee? ¡¡Al fin del mundo, Jungkook!! ¿En qué pensabas?

—Ya sabes en qué pensaba —dirigió sus ojos a Jimin— pensaba en mi omega, y que sin él mi vida no tenía sentido. Confieso que fui allá sin ningún motivo para vivir. Quería estar en el lugar donde habíamos sido tan felices. Quería que mis últimos suspiros fueran dados bajo la aurora boreal que Mimi tanto ama...

—Romántica forma de dejarse morir, ¡Qué lo parió! —la áspera voz de Yoongi sonó detrás de ellos.

Rieron por el sarcasmo del chico de menta y eso los sacó del abrazo de tres para que Namjoon sumara a Jin entre ellos. Ahora eran cuatro, llorando.

Jin dividió el abrazo para estrechar a Jungkook fuertemente sobre su pecho.

—Sí me permites, yo también quisiera llamarte hijo, porque lo eres y porque estás en mi corazón desde que eras cachorrito.

Niño Rojo Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora