12 | ÉL o el XOLO

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Los días que Uxmal había mantenido en cautiverio al rojo habían sido demasiados

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Los días que Uxmal había mantenido en cautiverio al rojo habían sido demasiados.

Jimin ignoraba que el agua amarga que cada día tomaba, era un poderoso supresor del lazo que el xolo preparaba de manera casera para evitar que él se comunicara con Jungkook. El daño colateral de la mixtura era que además, le impedía cambiar de forma.

Entre los supresores y la alta sedación a la que era sometido, Jimin, tenía muy pocos momentos del día con claridad mental. Consciente de ello, él puso en práctica sus habilidades aprendidas siendo discípulo de druida, haciendo control mental y meditación trascendental para que la sustancia no le hiciera efecto.

Jimin comenzó a dominar poco a poco la sedación impuesta. Él sabe que el obsesivo tipo que lo ha raptado no notará la diferencia y eso puede jugar a su favor para escapar.

Pero él nunca le ha quitado las cadenas, sus muñecas sangraban y al xolo parecía no importarle.

—Traga —una vez más le había traído el agua amarga. Ese era el único momento del día en que el tipo le dirigía la palabra.

—Uxmal, mira mis manos, me duelen. ¿Vas a tenerme encadenado por siempre?

—Eres un druida, cúrate a ti mismo —comentó con ironía.

—¿No dijiste que me amabas? No veo ni un solo gesto de amor hacia a mí.

—¿Te dije que te amo? Ah.. sí, te amo, mucho, mucho, pero olvidé decirte que también te odio.

—Uxmal ¿Odio? ¿Me odias?

—Jimin, no, no te odio, es mentira, sí te amo, pero tú no. Y eso me está matando.

—¿Y cómo pretendes que te ame si me tratas peor que a un enemigo?

Uxmal, sonrió tiernamente, las palabras del siberiano lo estaban haciendo estremecer.

—Jimin, cariño, ¿Me darías una oportunidad?

—Claro que sí. Podría empezar por soltar mis ataduras. Ya casi no siento mis manos.

—Oh, perdón, perdón por lastimarte así...

Las muñecas de Jimin estaban seriamente lastimadas. Le pidió que consiguiera vendas limpias y agua para iniciar el proceso de curación.
El xolo además le acercó dos enormes tajadas de la planta carnosa que siempre lleva como parte de la mercancía del trueque con los Park.

—Toma, ponte esto, te ayudará a cicatrizar. Es una planta qu--

—Ya sé lo que es. Conozco sus propiedades.

—Aloe vera.

—¿Qué?

—Aloe vera, así se llama la planta.

—Terminó la frase con una sonrisa pues era la primera vez en semanas que intercambiaba más de dos palabras con su «cariño»

—Lindo nombre —contestó sin prestar atención. Nada podía importarle menos que esa charla.

Niño Rojo Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora