Niño Rojo Parte 2

11|JIMIN y UXMAL

Mi último recuerdo en la colina es mágico, es único, es un canto de vida.

Hicimos contacto de corazones entre los Dioses, mi señor druida, mi señora Angakkoq y yo.

—¿Tomaste un decisión Jimin?

—Tomé la decisión correcta, señor.

—¿Maikoh o tu descendencia?

—Mil millones de veces y por toda la eternidad: Maikoh.

—¿Renuncias a tu oportunidad de recuperar la fertilidad?

—Con alma y vida, señor.

—No hay vuelta atrás Jimin.

—Mi único deseo es que Maikoh sane y regrese con sus padres.

Pude sentir un candor brillante alrededor mío. Cada corazón presente abrazó tiernamente la mollera abierta de Maicoh y el milagro se produjo.

Pude percibir la presencia amorosa de Namjoon y Seokjin al lado de su hija. Pude sentir el alivio en sus almas al ver regresar del valle de la muerte a su pequeña.
Pude sentir que los Dioses me habían perdonado por renunciar a ser su representante natural en esta tierra. Nadaba en la paz más hermosa del universo. Estaba rebosante de alegría cuando algo me extrajo con fuerza de la meditación y me desprendió de golpe de la unión con los seres celestiales.

No podía entender absolutamente nada de lo que estaba ocurriendo. Frente a mí se encontraba de pie, Uxmal, con sus centellantes ojos amarillos. Sobre mi boca colocó un trapo con alguna sustancia, provocando que me desmayara en el acto.

Cuando volví a abrir los ojos me encontraba encadenado en un habitáculo que no reconozco. No sé dónde estoy, no sé dónde está Jungkook. Solo sé que estoy encadenado a los pies de la cama de un tipo que conozco poco y que ahora mismo, ignoro sus intenciones.

—Despertaste, amor.

—¿Amor? ¿Desde cuándo soy tu amor, Uxmal? ¿Qué está ocurriendo? ¿Qué hago acá? ¿Por qué las cadenas?

—Ey ey ey… no me hagas todas las preguntas juntas, cariño. Jaja.

—No me da gracias, Uxmal, dime ¿Qué estoy haciendo acá y por qué me tienes encadenado? Y por favor, no me llames «cariño», no soy nada tuyo...

—Te gustaba cuando estabas abajo mío y aúllaba de placer.

—No me recuerdes eso...

—De a poco irás dándote cuenta por qué estás aquí, Jimin. En principio solo debes saber que esperaré pacientemente a que la marca en tu cuello comience a desaparecer. Y cuándo eso ocurra, cuándo dejes de amar al estúpido alfa que te marcó, será el momento en que regreses a mí. A lo que teníamos. A esas hermosas noche de amor que compartíamos. ¿Recuerdas esos días, Mimi?

—Uxmal, estás confundido, nunca te amé. Nosotros dos no teníamos noches de amor, solo era sexo.

El xolo hizo una mueca de descontento ante los dichos de Jimin y en castigo ajustó con fuerza las cadenas que lo amarraban a su cama, lastimando sus muñecas sin mostrar ni una pizca de clemencia.

—Uxmal, déjame ir. Necesito ver a mi alfa. Jungkook debe estar preocup….

—Si vuelves a nombrarlo voy a cortar tu garganta —lo interrumpió con un grito.

Ahora sí sentí miedo de verdad ¿Él sabe quién es Jungkook? Evidentemente lo sabe, pero no sé cómo. Y lo odia, pero si es capaz de amenazarme con cortar mi garganta solo por nombrarlo, entonces ¿Qué clase de amor es el que dice tenerme?

—Toma.
Acercó a mí boca un vaso con líquido que sabe extraño.

—Bébelo todo. Me quedaré hasta que lo hagas.

Tragué. Estoy muerto de sed. Bebí el agua amarga hasta la última gota.

Antes de irse intentó besarme y cuando retiré mi cara, me estrelló su puño en la boca y me dejó sin aliento por varios minutos. Cuando levanté mi cabeza él estaba muy cerca de mi cara, sus ojos amarillos me daban espanto.

—La próxima vez que rechaces mis besos voy a golpearte tanto que rogarás para que te mate.

Los días han pasado, ya perdí noción de cuántos. El xolo ha seguido dándome de beber la cosa amarga.
También me ha dado de comer, muy pocas veces, pero al menos algo me da. Soy consciente de que si me alimento, me ayudara a ganar fortaleza para cuándo tenga la oportunidad de huir. Ignoro cómo ocurrirá mi huída pero estoy seguro y decidido a que saldré de acá, vivo o muerto. Porque yo, Park Jimin pertenezco a un solo hombre, Jeon Jungkook, mi amor, mi alfa, mi todo, y nunca, nunca me entregaré a éste maldito.

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