٬ 👹 ․⠀Lucero. ˚ . ✦ (Minsung)

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Minho se encontraba sentado sobre su escritorio cómo cualquier otro miércoles, con una pequeña intriga; Han Jisung había faltado a clases. Mientras estaba perdido en sus pensamientos, dos chicos entraron al salón, entre ellos, su hermano Seungmin y otro chico de cabello medianamente largo. Su hermano lo saludó con la mano y caminaron hasta él, para luego hablar.

—Mira Ni ki, él es mi hermano Minho, Minho él es mi amigo Ni Ki.

El chico de cabello largo sonrió, se veía de apariencia muy joven, angelical, adorable. Saludaron y luego se fueron, ya que la cursada de Minho estaba por comenzar. La intriga le carcomía por dentro. Si Jisung era una deidad tan poderosa, ¿Por qué se habría interesado en él? ¿Podría escuchar todo lo que habla? ¿Lo que habló con Hyunjin? ¿Si Hyunjin y él se conocen del infierno, por qué Hyunjin lo llama Lucifer? Las dudas no le dejaban prestar atención a la clase.

El timbre sonó después de varias horas y salió prácticamente corriendo en dirección de su hermano, según había visto en sus horarios, la cursada ya había terminado. De un momento a otro, Ni ki apareció frente a él, no sabía en qué momento corrió para frenarlo, pero ahí estaba.

—Hola Minho, te quería preguntar una cosita. Me cambié a ésta universidad porque me dijeron que un compañero de mi antigua secundaria se había inscrito a ésta universidad ¿Conoces a Han Jisung?

—¿A Hanji? Síp, es mi compañero de escritorio, pero hoy no vino por alguna razón.

—¡Gracias, corazón! Que tengas un lindo día.

Y sin más, el de pelo largo se fué, un aura extraña inundó el lugar, y Minho realmente quería saber de qué se trataba. No sabía bien en qué momento había pasado de ser cristiano católico a querer ir a la línea cero para conocer a Lucero.

Continuó su camino hasta el curso de Seungmin, allí lo vió fumando un cigarrillo de lo que parecía marihuana con uno de sus compañeros. Minho se acercó a él y se lo quitó, apagandolo al instante.

—Hey! Eso cuesta dinero, Minhonnie.— Espetó aquel compañero, mientras su hermano se mantenía callado.

—¿Le haz estado mintiendo a mamá? ¿No qué llevabas un mes limpio? ¡Por Dios, Seungmin, te estás arruinando la vida.— Gritó Minho al borde del llanto, no sabía cuántas veces había vivido esa situación con Seungmin.

El chico era un adicto sin control, desde que sus padres murieron en un accidente cuando tenía a penas ocho años, no pudo salir de la depresión. Ocupa el sarcasmo para expresar su dolor, y las drogas para salir de él, pero lo cierto es que Seungmin por dentro es tan solo un chico triste.
Minho intentó ayudarlo lo más que pudo, literalmente, le dió techo, hogar, comida, una familia que lo ama y por sobre todo, una amistad inigualable; pero nada fué suficiente para tapar aquel agujero sin fondo en el que estaba cayendo su hermano.

—Dile a mamá que hoy no voy a regresar, Honnie.— Murmuró apenado, con su mirada baja.

Minho asintió, derramando la primera lágrima, antes de seguir llorando delante de Seungmin sólo salió corriendo, decidido a encerrarse en su habitación el resto del día. Y así lo hizo, llegó, avisó a su madre lo de Seungmin y se tiró en su cama, su almohada estaba empapada en lágrimas, sus ojos completamente rojos y estaba cansado, el quería ayudar a Seungmin, pero el chico no se dejaba.

Él quería hacerlo feliz.

El timbre de la casa sonó, interrumpiendo su llanto. Minho, vé a ver quién es ordenó su madre, el chico se pasó la manga de su sweather por la cara y bajó. Vaya sorpresa se llevó cuando vió de quién se trataba.

—Traje helado y papas fritas, voy a quedarme a dormir y no es pregunta.