"Querida..." redactaste la carta sin hacer referencia a alguien en específico para poder enviarla sanamente.
"Mis estudios van de maravilla, cada día siento que me acerco más a mi meta." Indicaste la facilidad con la que acabas tu infiltración.
"Ya llovió aquí. ¿Como fluye la fuente en tu jardín?" Disfrazaste en cifras el éxito de la misión y pedias nuevas indicaciones.
Fue muy sencillo terminar la carta con algo extra y añadir un poco de relleno entre líneas.—Debemos revisar la carta, es por motivos de seguridad.— informó el guardia a la frontera, tomando el sobre entre sus manos, dispuesto a abrirlo.
Estabas al tanto de eso, pero para mantener una imagen bajo profil, decidiste utilizar tu jugada de ignorancia.
—¿Enserio? No tengo problemas.— permitiste acomodando tu cabello sobre tu hombro. —Regularmente enviaba cartas con mi familiar, es nuevo que pidan inspección.—La barra de prejuicios de sospecha eran bajados con tu declaración. Incluso si había alguna sugerencia de código, tu acto permitía que el guardia hiciera la vista gorda.
—Solo por ahora, no tiene porque preocuparse.— explicó mientras repasaba el contenido escrito. Al acabar, envolvió nuevamente la carta y te sonrió serenamente. —Es inofensiva. Remítela sin problemas.— ordenó pasando la carta a otro colega.
—Aprecio su esfuerzo. Sin más, me retiro.— despediste con la cabeza en alto, encaminándote a recoger tus pertenencias a tu apartamento y llegar a la comisaría.Tus alrededores eran borrosos, no había nada mereciente de tu atención captaba tu enfoque. Había algo en el ambiente que se creaba que te resultaba desagradable; talvez era la vividad en las calles, o la conservadora simpleza, no lo sabias con certitud pero no ibas a juzgar tu criterio.
Mantenías tu cabeza en alto con gloria, pero tu mantenías tus ojos en el empedrado camino. No desperdiciarías energías en distinguir rostros o merodear en conversaciones ajenas. Era como si estuvieras encerrada fuera del mundo social.
—Comprendo sus motivos por preferir Isla Watatsumi.— Al fin se dignó a hablarte la silueta que venía siguiéndote el rastro.
Desde que partiste caminos con el guardia que enviaría tu carta notaste una segunda presencia. Rodeaste los ojos en victoria y enfrentaste al individuo.
—¿Te crees digna de dirigirme la palabra, existencia secundaria?— cubriste en un gesto elegante tu boca mientras sonreías en burla.Con la mano contraria, señalaste un callejón más discreto, y que la contraria siguiera tu petición con sus ojos. Con derrota escrita por toda su frente, aquella chica no objetó y siguió tus pasos.
—Mi querida Rosalyne no sabe lo insultante que es usar sus mandaderos para negocios~.— canturreabas de una vez al haber llegado al apartado entre las calles.—¿Y? ¿Qué ocupa de mi humilde mano?—
(...)
—Y pensar que has sido reducida desde Fontaine a una jaula de sakura...— suspiró Signora mientras te tomaba por el hombro y caminaban alrededor de su residencia temporal.
La mujer de gran estatura y vestido escotado alguna vez fue tu jefa. Aquellos días que habías enterrado junto a tu aburrimiento se los había llevado una gran suma de Mora.
—Querida, congeniar con alguien como tú es un alivio.— sonreíste, aún manteniendo cualquier información personal lejos de tu diplomacia. —Tu sirvienta se limitó a no facilitar mi día, ¿ocupas algo de alguien como yo?—
Te hacías una idea de la razón por la cual la 8va Heraldo de los Fatui se establecía en la nación de la eternidad. Sin embargo, hasta que los beneficios fueran puestos sobre la mesa, no mostrarías tu baraja de cartas.
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Una Verdad y Dos Mentiras // Heizou x Reader
Fiksi PenggemarUna chica con un pasado que ocultar desde Fontaine se encuentra manejando asuntos turbios. Tras bambalinas, crea una imagen propia de una aspirante a detective. Esa fachada le permite realizar trabajos inimaginables para la isla de Watatsumi. Shika...