Sorprendente Pasado

-Capítulo N°2-

Ahí estaba yo, escondida arriba, tras las escaleras, un mar de sentimientos y deseos de salir a ayudarlos, pero no podía, me quedaba inmovilizada, mi vida pasada pasó ante mis ojos, muerte, homicidios, suicidios, estaba abrumada por el simple hecho de que no sabía si venía en mi busca o solo era un simple ladrón.
Nico me agarraba por la cintura y me decía que me quedara ahí, que el iba a ir cuando el ladrón esté desprevenido. Con mi cara dije que estaba todo bien, cuando el bajaba silenciosamente las escaleras, se escucha como empezó a golpear a Juanma, que había salido del patio trasero en nuestra ayuda, del cual no se escuchaba nada de lo que pasaba adelante de la casa. Ese momento fue demasiado, lágrimas empiezaron a rodar por mis mejillas, me coloqrue en posición fetal y empecé a llorar en silencio, un fuerte dolor de estomago e ira me recorria el cuerpo, impotencia pura...

Bajé casi corriendo las escaleras, mi cara lo decía todo, estaba decidida a ayudarlos y no me importa que consecuencia estuviera después, no iba a lastimar a mis amigos. Salté unos 6 escalones llegando al suelo, caí sin problemas, fui caminando hacia el ladrón quien miraba muy atento y con un poco de pánico la situación que había ocurrido de mi gran aparición, me apuntó con el arma y le sonreí ante tal acto, me acerque lentamente y lo agarré de la mano, que a tal punto no se vio venir una de mis rodillas clavada en su estomago, una gran mueca de dolor lo inundaba, así, una y otra vez mi rodilla con mas fuerza, hasta que soltó el arma, lo corrí con mi pie y quedo tirado en el suelo, los miré de reojo a todos y tenían curiosidad al saber que me pasó, por qué actué de ese modo y tan repentinamente.

-Bonita y con fuerza... -murmuró el ladrón tirado en el suelo, levantándose y dándome una de sus miradas de odio puro- me tomaste desprevenido, pero vamos a ver de que sos capaz ahora -una pequeña sonrisa de un costado de la cara se le formó y saco de su bolsillo una navaja, con lo cual se abalanzó sobre mí.

En ese momento me esquivé y me agache, de tal forma que uno de mis pies se estiró e hizo que el ladrón cayera, me levanté y lo pateé muy fuerte por la espalda. Solo pensaba que estábamos nosotros dos, que nadie mas existía, es entonces cuando el recuerdo de ese salón blanco vino a mi cabeza, cuando estaba atada, eso pasó en verdad, lo volvía a recordar, cuando me solté una que otra vez de esas cuerdas y para que no me experimenten en uno de esos laboratorios que tenían, lo único que me quedaba por hacer era matarlos, dejarlos inconsciente no servía. Tenía que deshacerme uno por uno de ellos.
Un puñetazo vino a mi cara y salí del trance en el que estaba, volví a reincorporarme dándole una patada en sus partes bajas, formando así con la boca una "o". Agarré su cabeza y con fuerza la hice sonar contra el pisó, lo di vuelta boca arriba y empecé a pegarlo una y otra vez, estaba tan cegada que no me había dado cuenta que estaba sangrando. Lucas y Lautaro vinieron a separarme. Lo vi y mire a todos los demás, estaban mirándome como si lo que hice fue lo más horrible de todo el mundo. Es en ese momento cuando me abrumó la realidad, de que ya me habían tomado por monstruo y salí corriendo de ahí, necesitaba aire fresco, ese lugar con tantas personas viéndome como la peor persona, pensando tal vez cosas terribles sobre mí. Fue demasiado.

Me senté justo enfrente de la piscina viendo mi reflejo, no dejaba de verlo y de repetirme en la cabeza que ahora ya va a ser distinto y que tendría que buscar un nuevo lugar para quedarme, porque después de esto me tomarán como una amenaza.

-Fran... ¿Puedo acompañarte? -era Nuria quien se acercaba. Sin contestarle añadió- quiero que sepas que lo que hiciste ahí adentro fue muy valiente, que vengo en nombre de todos a agradecerte porque sin eso que hiciste, anda a saber que hubiera pasado...

-Eso que hice está mal, ni siquiera tuve que haber bajado, soy un monstruo, pude haber matado a aquel hombre! -lágrimas caían sobre mis mejillas, mantenía mi vista fija sobre el reflejo del agua.-

-No, no esta mal, eso que hiciste fue algo estupendo y estoy segura de que lo hiciste para protegernos. Si alguno de nosotros supiera pelear lo habríamos hecho... Pero hablando de pelear, me tenes que enseñar algunos, parecías Mica cuando le robamos las pinturas de uñas, así que imagínate, una fiera... -reímos ante aquel comentario. Se sentó a mi lado y me seque las lágrimas- Vamos adentro, estoy segura que los demás te darán gracias, estaban en shock, no hagas mucho caso a lo anterior.

-De acuerdo -suspiré, nos levantamos y nos dirigimos al salón principal.-

Llegamos al salón y vi al hombre tirado, llena de sangre seca su cara, palideci ante aquella imagen.

-Ya llamamos a la ambulancia, no te preocupes -Juanma notó mi preocupación y por eso me lo había dicho.-

-Bueno, em, Nahir te ayudo a limpiar el desastre y me voy a mi casa, fue una noche muy larga -agregué al ver que había un gran silencio en la sala.-

-Ah no nena, no hace falta, mañana vienen las empleadas, para eso se les paga, no te hagas problema, ellas saben muchos trucos para este tipo de temas de sangre y eso, dicen que fueron enfermeras un tiempo atrás -agregó moviendo sus manos como para no darle importancia al asunto.- anda tranquila, algunos se quedan todavía y van a esperar a que venga la ambulancia. Te acompaño a la puerta. -me sonrió y me acompañó hasta la entrada.

Una vez abierta la puerta le Sonreí y le dije- perdón por el caos que provoque, no lo quería hacer y menos en casa que no es mía. No quise formar ese acto ni nada, fue impulso de querer cuidarlos, me encegueci que no vi que estaban ustedes -mis palabras sonaban robóticas, no muy creíbles, pero para ella era suficiente esa respuesta.

Llegando a casa, guardé la moto en el garage y comencé a subir las escaleras, sacandome por el camino la ropa que llevaba puesta. Encendí la luz de mi habitación, me senté en una esquina de la cama y lo vi... Vi ese pequeño libro, me levante lo saqué y me di cuenta que era mi antiguo diario. Lo tiré, y en ropa interior me recoste a dormir y olvidar que lo había encontrado. Estaba segura que un día u otro lo volvería a leer.

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Hace unas horas lo publiqué y si puedo voy a seguir publicándolo así.

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