eye contact | woosan

♡ | ０１

     Wooyoung se puso sus lentes antes de salir de casa.
     Si bien los había estado usando durante algunos meses ya, seguía sin acostumbrarse. El tener que ver todo oscuro, casi todos los días y sólo pudiendo descansar estando con su familia, era algo que cada vez odiaba más. Especialmente al saber que, aún con las probabilidades de tener esa condición siendo mínimas, él fue uno de los desafortunados que formaban parte de ese pequeño porcentaje.

     Nadie además de su familia sabía. Por una parte no tenía problema con que sus amigos más cercanos supieran, pero a la vez quería intentar tener una vida lo más normal posible. Y con ellos sabiendo eso, sentía que inconscientemente lo podrían llegar a tratar distinto, o que el tema podría salir más seguido. Cosa que no lo ayudaría con su objetivo.

     Llegó al instituto y se sentó en su asiento. Yeosang, su compañero de mesa y uno de sus amigos, ya estaba ahí, y comenzaron a hablar como era de costumbre.

     Luego de unos minutos, el timbre se escuchó, lo que indicaba el inicio de las clases. Poco después, su profesora de la primera clase del día llegó al salón y comenzó hablando de un trabajo en parejas que deberían hacer, pero siendo estas parejas al azar. Su profesora entonces continuó hablando, y dijo que ya había hecho estas parejas y que las iba a mencionar.
     Wooyoung no prestó mucha atención hasta escuchar su nombre.

     —... Wooyoung con San.

     Apenas escuchó esas palabras, miró con emoción al mencionado, y este hizo lo mismo. San era otro de sus amigos más cercanos, y estaba muy feliz de que le había tocado junto con él.
     Los trabajos que hacían ambos eran realmente lo mejor. Ambos trabajaban bien, siempre terminaban rápido y luego terminaban usando el tiempo que les sobraba de las clases para pasar el rato y hablar de lo que sea. Para Wooyoung esos ni se sentían como trabajos al tener su compañía.

     Luego de que la profesora mencionara todas las parejas, explicó de lo que se trataría el trabajo. Después todas las parejas se comenzaron a juntar, entonces Wooyoung cambió puesto con el compañero de mesa de San para comenzar. En varios momentos se desconcentraban, pero pronto lograban recuperar la concentración en lo que tenían que hacer.

     —Oye —dijo Wooyoung en un momento, cuando ya no quedaba tanto de clase—, tengo una idea.

     —¿Qué cosa?

     —¿Qué tal si avanzamos en esto también fuera de clases? Así podríamos terminar aún más pronto de lo usual y así tendremos más clases en las que podremos sólo hablar —sonrió.

     —Oh, me gusta —sonrió de vuelta—. Pero... ¿Seguro que vamos a trabajar?

     Rió un poco—. Bueno, esa es la idea, al menos.

     —Bien, bien... ¿Puedes hoy?

     —Sí. ¿Puede ser en tu casa? Mi hermano pequeño hoy estará con un amigo en la mía y no sé por cuánto rato.

     —Claro.

     Continuaron con el trabajo normalmente hasta que el timbre que indicaba el receso sonó.

     El resto del día escolar continuó sin particularidades. Luego, cuando acabaron las clases, Wooyoung acompañó a San a su casa para avanzar —o al menos ese era el objetivo— en el trabajo que tenían. Fueron hablando alegremente por todo el trayecto, caminando, ya que la casa de San no estaba tan lejos del instituto.
     Una vez llegaron, como ya habían almorzado en horario escolar, sólo subieron a la habitación de San.

     —Deja tus cosas donde quieras —dijo San—, yo iré a buscar otra silla, ya vuelvo.

     Wooyoung fue hacia el escritorio que estaba pegado a la pared frente a la puerta de la habitación. Decidió dejar su mochila en el suelo, a unos pocos pasos del escritorio, quedando esta entre la cama y la esquina de esa misma pared. Comenzó a sacar las cosas que necesitaba y después las puso sobre una parte del escritorio. Mientras hacía eso, San llegaba con otra silla, la que puso al lado de la que ya tenía ahí. San entonces sacó sus cosas y las puso sobre la otra parte del escritorio, y ambos se sentaron para comenzar a trabajar.

     Estaban avanzando bastante bien, para la sorpresa de ambos. Se desconcentraban de repente y todo, pero no demasiado. Además, no era un trabajo muy difícil, así que mientras lo estaban haciendo podían hablar de cosas nada que ver sin problemas.

     —Oh, para hacer esta parte, si no recuerdo mal, creo que tengo algo anotado que nos podría servir —dijo Wooyoung en un momento.

     —Ah, ¿sí?

     —Sí. Aunque creo que está en otro cuaderno.

     —¿Lo anotaste esa vez en la que se te quedó la mochila en casa? —dijo sonriendo.

     —Muy probablemente —respondió de la misma forma. Seguía sin comprender cómo ese día se le había olvidado algo tan importante—. Iré a ver si tengo ese cuaderno, un segundo.

     Wooyoung se levantó de la silla y fue a buscar el cuaderno del que hablaba, pero no lo encontró.

     —Oh, no está...—dijo al pararse.

     —No importa, podemos avanzar con otra parte y la próxima vez traes el cuaderno.

     —Sí, eso suena bien.

     Después de decir eso, comenzó a ir de vuelta a la silla. Pero luego de pocos pasos, se tropezó con uno de los soportes de la cama, estando a punto de caerse. Logró sujetarse del borde de esta, sin embargo, el haberse inclinado hacia adelante provocó que se le cayeran sus lentes.

     Su corazón se detuvo.

     —Oh, ¿estás bien? —preguntó San al levantarse. Recogió los lentes y revisó si se habían roto o dañado. Por suerte sólo los vio por la parte de afuera, sin llegar a ver la parte que se veía como gafas de sol.

     Afortunadamente para Wooyoung, los lentes no sufrieron daños. Eso habría sido terrible. No sólo porque eran unos lentes dolorosamente caros, sino que también porque habría quedado por bastante tiempo sin su escudo para no enamorarse falsamente de alguien.

     —Toma tus lentes, no les pasó nada.

     Wooyoung por reflejo pasó a ver a San. Pasó a ver sus ojos.

     Estaba tan acostumbrado a tener sus lentes que ver a las personas a los ojos normalmente no significaba un problema.

     Pero ahora sí tenía un problema. Uno que le causaría más complicaciones de las que ya se imaginaba.

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