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     Pasó un mes completo. En ese tiempo Wooyoung había estado pensando mucho en todo. Mientras sus sentimientos se hacían cada vez más presentes y claros, más aumentaba su miedo de lo que estaba por venir, pero estaba decidido a mantener su decisión. Después de todo, era mejor que quedar con la duda.

     Un sábado fue cuando se sintió realmente seguro de que le gustaba San. Estaba recostado en su cama, pensando. Pensando en él. Tenía ganas de estar con él. Incluso más ganas de las que tenía al estar bajo el efecto. Ahora estaba realmente enamorado.

     Tenía pensado preguntarle el lunes a San por un día que tenga libre después de clases para hablar.

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     Otra clase sin poder concentrarse.

     Quería preguntarle en el primer receso. Mientras menos minutos quedaban para el inicio de este, más nervios tenía. Y eso que era sólo preguntarle qué día se podía juntar. No quería ni imaginarse cómo estaría el día en el que le contaría todo.

     El timbre sonó. Al mismo tiempo Wooyoung sintió cómo su corazón se aceleraba. Intentó respirar un par de veces antes de salir del salón y buscar a San.

     Estaba con el resto de sus amigos, pero prefería que el resto no escuchara la pregunta que Wooyoung le haría. Ya veía que alguno se auto-invitaba.

     —San —dijo Wooyoung, haciendo sus mayores esfuerzos para ocultar su nerviosismo—. Quiero hacerte una pequeña pregunta, ven —. Tomó la muñeca del contrario y se lo llevó a otro lugar un poco más lejos de su grupo de amigos.

     —¿Qué cosa?

     —Uh... ¿Algún día de estos lo tienes libre después de clases?

     —Sí, mañana y el jueves.

     —Ok... Um... ¿Podríamos juntarnos mañana entonces? No sé, quizás... ¿En el parque?

     —¡Claro! —respondió alegre.

     Qué hermosa sonrisa la que tenía.

     —Está bien...—intentó sonreír de vuelta.

     Pocos segundos después de eso, Wooyoung sintió un fuerte empujón a su lado derecho. Una persona se tropezó y chocó con él.

     Sus lentes cayeron.

     —Oh, Wooyoung, lo siento mucho —era una compañera suya. Recogió los lentes y se los pasó.

     Wooyoung, tal como la vez pasada, miró a la chica por reflejo cuando esta le habló. Miró sus ojos.

     Pero no sintió nada. Nada cambió en él.

     No podía ser por seguir teniendo el efecto, ya habían pasado más de cuatro meses. No lo estaba entendiendo.

     —Oh... No importa...—dijo perplejo por la situación mientras tomaba sus lentes—. No te preocupes...

     —Qué bueno que no le pasó nada a los lentes... Lo siento de nuevo, en serio —dijo la chica antes de irse.

     Wooyoung volvió a ponerse sus lentes lentamente.

     —... ¿Todo bien? —preguntó San algo preocupado por la expresión del menor.

     Lo miró—... Te veo después...

     Wooyoung se fue del lugar rápidamente. Decidió ir al baño, esperando encontrar a una persona, cualquiera, ojalá de su clase.
     Por suerte sí había alguien, lavándose las manos. Wooyoung se sacó sus lentes y fingió que los limpiaba con su polera.

     —Oye —dijo Wooyoung—, ¿sabes qué clase tenemos después? —inventó una pregunta cualquiera.

     El chico pensó por unos segundos—. Oh, tenemos historia —dijo mirando a Wooyoung, mientras este miraba los ojos del chico intencionalmente.

     De nuevo, nada.

     —... Ok, gracias... —. Se puso sus lentes y salió del baño.

     En lo que quedaba de receso, Wooyoung se iba a distintos lugares y hacía lo mismo de fingir estar limpiando sus lentes, mientras intentaba hacer contacto visual con otras personas. No pasaba nada con nadie. Sabía que no era algo de edad porque varias personas a las que había mirado a los ojos eran de su clase o de alguna otra clase de su mismo año.

     Algo muy raro estaba pasando.

     Intentó evitar estar sólo con San durante lo que quedaba de día. Se juntaba con el resto de sus amigos en el receso, intentando fingir que nada le tenía la mente ocupada. De repente, cuando miraba a San, Wooyoung notaba una expresión extraña en su rostro. No lo culpaba. Estaría igual de confundido en su posición.

     Cuando finalmente terminaron las clases, decidió sacarse los lentes al salir de la escuela. Luego se apresuró en llegar a su casa. Necesitaba preguntarle a su madre sobre lo que pasaba, de seguro ella sabía.

     Una vez llegó, entró rápidamente. Vio que su madre estaba poniendo la mesa.

     —Woo, hola. Llegaste más temprano... ¿Tus lentes dónde están?

     —Necesito hablar de algo...

     La expresión de la mayor se volvió preocupada—. ¿Pasó algo malo?

     —No... O sea... No lo sé... Es muy raro...

     —A ver, vamos al sillón y me cuentas todo.

     Ambos fueron a sentarse al lugar.

     —¿Qué pasa? —preguntó su madre—. ¿Todo bien?

     —... Hoy... Estaba hablando con San, en el receso... Luego, de repente, una compañera creo que se tropezó y pasó a empujarme, y se me cayeron los lentes... Después, cómo había pasado con San, cuando ella me habló para disculparse la miré sin pensarlo, y la vi a los ojos, pero... No sentí nada... No cambió nada...

     —... ¿Cómo?... ¿De verdad?

     —Sí... Luego intenté mirar a más personas a los ojos, y no pasaba nada con nadie, es como si el efecto se hubiese detenido o algo... ¿Sabes qué me está pasando? ¿Es algo malo?

     Su madre, luego de unos pocos segundos de analizar todo, comenzó a mostrar una pequeña sonrisa.

     —Wooyoung...—dijo ella—. Mira, sonará quizás increíble, pero... Encontraste a tu alma gemela...

     Wooyoung no entendía absolutamente nada.
¿Alma gemela? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿En qué momento se metió el tema de las almas gemelas a su condición?

     —... ¿Qué? —fue lo único que pudo salir de la boca del menor. No sabía ni qué pensar.

     —Justo estaba investigando sobre esto hace poco... Cuando las personas como tú, con esta condición, miran a su alma gemela a los ojos, funciona el efecto normalmente, se acaba a los tres meses y todo, pero luego de esos tres meses, el efecto deja de funcionar, para siempre. Básicamente, dejas de tener la condición una vez miras a los ojos a tu alma gemela.

     La expresión confundida de Wooyoung aumentó. Por una parte entendía, pero por la otra su cabeza estaba explotando.

     —... ¿Qué?...—volvió a decir, incapaz de decir otra cosa.

     —Woo, hijo... San es tu alma gemela.


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potente

eye contact | woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora