𝐂 𝐔 𝐀 𝐓 𝐑 𝐎

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UN MES ANTES

— ¿Qué le ocurre? —preguntó Hyunjin acudiendo hasta los técnicos de la ambulancia, quienes traían a un joven castaño con convulsiones en una camilla.

No hace falta que le conteste para saber lo que ocurre realmente, así que usa el estetoscopio para escuchar su corazón mientras los guía a una habitación para tratarlo correctamente. Pero unos gritos no le dejan hacer su trabajo, se trataba de la madre del muchacho, quien asustada los seguía.

— ¡Ayuda a mi niño!

— ¿Cómo se llama su hijo, señora? —preguntó educadamente una de las enfermeras.

— Seungmin, Kim Seungmin. Ayúdalo, Dios, por favor.

Hyunjin chasqueó la lengua, no es como que tuviera nada en contra de la religión y aquellos que la siguen, pero odiaba a las personas que le pedían a Dios ayuda cuando eran los médicos los que estaban luchando por la vida de los pacientes.

— Ponle un calmante —le pidió Hyunjin a una enfermera, más su cabeza no dejaba de latir fuertemente debido a los gritos de la madre.

— Tiene el diablo dentro... —sollozó entre los brazos de la enfermera y luego forcejeó con ella para entrar en la habitación en la que estaban intentando tratar a Seungmin.

— Haz que se calle —dijo en voz alta y de manera tosca hacia la enfermera—. No puedo trabajar así.

Una vez se cerró la puerta pudo trabajar tranquilamente y estabilizar a Seungmin, quien se quedó inconsciente una vez terminaron las convulsiones.

— El diablo, ts —rió de lado Hyunjin más hablando para sí mismo.

— ¿Usted no cree en Dios, doctor? —le preguntó la enfermera con la que estaba en la habitación.

— Eso son tonterías —espetó—, este niño ha tenido una convulsión y puede deberse a un golpe que se ha pegado jugando, nada más. Es más común de lo que parece.

— Claro, claro —dijo ella nerviosa. Hyunjin era soberbio, arrogante, narcisista, y daba miedo.

Salió de la habitación encontrándose con la madre, le dijo que estaba bien y que podía entrar a verlo. Ni siquiera le dió las gracias, solo estuvo halagando a su Dios una y otra vez, hartando e hiriendo el ego de Hyunjin.

Se dió la vuelta con los ojos en blanco, pero una sonrisa apareció rápidamente al ver a Felix con dos cafés en las manos caminando hasta él.

— Hoy me tocaba a mí —dijo con una sonrisa radiante dándole uno de los cafés.

— Gracias, lo necesitaba —respondió Hwang caminando a su lado. Felix y él fueron compañeros de universidad el primer año, pero el australiano no aguantó tanto la presión y se cambió a enfermería.

— ¿Día largo?

— No es eso, es una mujer que dice que su hijo se pondrá bien gracias a Dios y que tiene el diablo dentro. ¿Estás de broma? Yo he salvado a tu hijo y nadie más, debería arrodillarse ante mí.

— Eres un egocéntrico asqueroso —Felix le dijo mirándolo de arriba a abajo. Hyunjin sabía que se lo decía en serio, pero él se lo tomaba como un halago y aumentaba su autoestima.

𝐁𝐑𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄 ━━ 𝐇𝐇𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora