𝐒 𝐄 𝐈 𝐒

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— Jisung —vuelve a llamarle. Las luces automáticas se encienden, pero no hay nadie más que la pelota en mitad del pasillo—, este idiota se ha ido sin decir nada —masculla recogiendo el juguete y guardándolo en uno de los bolsillos de su bata blanca.

Va hasta la cámara y se para al lado de la camilla metálica donde yace el cuerpo de Jeongin. Pretende volver a encerrarlo en el nicho y pensar que realmente está cansado y todo han sido imaginaciones suyas. El cuerpo habrá expulsado algún gas que ha confundido con una muy creíble respiración. Más se detiene para observar la piel del niño.

Con rapidez retira el resto de la cremallera de la bolsa en la que viene envuelto y observa su abdomen detenidamente. Sus ojos viajan rápido por la anatomía, dándose cuenta de que hay menos quemaduras que antes. Es como si se estuviera recuperando de sus heridas y Hyunjin da unos pasos hacia atrás golpeándose el rostro varias veces para pensar las cosas con calma.

— No puede ser —susurra frotándose la cara—. Estoy cansado, solo estoy cansado —se dice a sí mismo dando vueltas por la habitación.

Decide salir de la cámara y recorrer los pasillos hasta llegar al baño de hombres, donde se lava con urgencia la cara y después se encierra en uno de los cubículos, se sienta en la taza del inodoro y se lleva una mano al pecho intentando calmar su acelerado corazón.

— Son solo imaginaciones mías —incluso a Hyunjin le cuesta admitir que se está equivocando, pero lo hace—. Está muerto, está muerto —se repite de nuevo.

Pega un salto cuando escucha un golpe en la puerta de afuera. Parece que se ha abierto y cerrado y su primer instinto es llevarse la mano a la boca para no gritar. Hyunjin está temblando y se queda lo más callado posible para poder escuchar lo mínimo, pero no vuelve a escuchar nada.

Coloca sus rodillas en el suelo y se inclina sobre su cuerpo para ver por debajo de la puerta. Es imposible que haya entrado alguien que no sea Jisung o Felix, más puede observar en su campo de visión unos pies descalzos y sucios, la piel de uno de ellos está calcinada y negra y Hyunjin retrocede hasta sentarse nuevamente en el inodoro y abrazarse a sus piernas, cerrando los ojos fuertemente y pidiendo que todo fuera una mala pesadilla.

Hyunjin sabe muy en el fondo que tiene razón y ocurre algo extraño con ese niño, pero quiere creer por una vez en su vida que está equivocado. Las uñas de Jeongin comienzan a arañar la madera de las puertas de los cubículos con tal de atormentar al médico, quien se tapa los oídos y suplica entre susurros que lo deje en paz.

Es un momento después cuando se quita las manos de las orejas y no escucha nada. Espera unos segundos para abrir despacio la puerta y asomar la cabeza. Entonces aprovecha para salir del baño y correr por el pasillo mientras llama a Felix desde su teléfono. Él tiene razón y su amigo debe saberlo, debe saber que el cuerpo de Jeongin está poseído como había previsto desde un principio.

— ¡Felix! —exclama mirando a sus espaldas, procurando que nada ni nadie lo esté siguiendo. Las luces se van encendiendo a su paso y las que se quedan atrás se van apagando.

¿Pasa algo? Me pillas ocupado —de fondo escucha algo de traqueteo, por lo que dice la verdad.

— Tenía razón.

Hyunjin, no es momento para tus-

Lo he visto —le interrumpe entrecortado—, te juro que lo he visto en el baño.

¿Qué estás diciendo?

— No sé dónde ha ido, voy a ver la cámara y si no está-

¡Hyunjin! —grita exasperado— Estás mal de la cabeza, joder —por el tono que utiliza, Hwang sabe que Lee se encuentra agobiado.

— Te digo que se está curando solo y lo he visto en el baño, esto no es ninguna broma. Tienes que venir, por favor.

Estoy alucinando —ríe nervioso tras la línea—. Voy a llamar a Bang ahora mismo y le diré que no estás pasando por un buen momento, me da igual recibir una amonestación por mi error.

Felix, no, escúchame por favor —suplica apoyándose en la pared.

Mañana no vengas a trabajar, Hyunjin.

No me cuelgues.

No quiero que me vuelvas a llamar, cuando estés mejor hablamos —suelta muy molesto antes de colgar.

El australiano suelta el teléfono en la mesa apoyándose en ella con las manos y soltando un suspiro. Le pide a una de sus compañeras que siga con la sutura del paciente al que estaba tratando y va al baño para despejarse un poco.

El comportamiento extraño de Hyunjin viene de un mes atrás, pero esa noche está llegando a su límite. Puede aguantar su arrogancia, su ego, su amargura, pero no sus locuras. Y ya estaba harto.

Se echó agua en el rostro y después se miró en el espejo tranquilamente. Luego se frotó los ojos para quitarse el exceso de agua y cuando volvió a mirarse en el espejo no estaba solo, pues una especie de ente estaba parado justo detrás de él. Felix se dio la vuelta para encararlo, más ese adolescente de su altura fue más rápido agarrando su cuello con una sola mano y elevándolo del suelo.

Medio cuerpo del joven estaba negruzco por las quemaduras y uno de sus ojos era de color azul intenso que incluso llegaba a deslumbrarle. El enfermero intentaba resistirse, pero el otro ejercía cada vez más fuerza quitándole el oxígeno.

Felix se echó a llorar abrumado porque no veía ninguna salida. Hyunjin tenía razón, siempre la tenía.









Me alegro que a muchos les esté gustando la historia, vayan a leer Hyanggi, una historia que publiqué hace poco :3

𝐁𝐑𝐄𝐀𝐓𝐇𝐄 ━━ 𝐇𝐇𝐉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora