12. La cueva de la ladera de la montaña

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Debo reconocer que cuando Dobby me dijo que el mapa del Merodeador lo tenía Moody me sentí un poco celosa. Parecía que la relación entre Harry y Moody era estrecha, tanto como para dejarle el mapa, una reliquia hecha por su padre. Pero el hecho de que Moody no se acordase de mi o fingiese no hacerlo, me seguía poniendo de los nervios y no me dejaba dormir de noche.

Hablar de esto con Sirius tampoco era buena idea. Solo estaba preocupado por lo que pudiera pasarle a Harry en el Torneo y, aunque a mi también me preocupaba, debo decir que la presencia de Moody cerca de Harry me generaba desconfianza.

Observé el mapa abierto encima de la mesa de mi pequeño cuarto dentro del carruaje. El mapa señalaba a la gente que había dentro del castillo como minúsculas motas acompañadas de un cartelito con su nombre. Las motitas se movían por los corredores en el mapa, de forma que podías saber de antemano si alguien se acercaba a algún sitio.

Podía observar claramente mi nombre en el mapa, acompañado de una P. Resultaba curioso que el mapa no mostrase mi apellido, como si sus fundadores respetasen mi deseo de no ser reconocida o si el vínculo que tenía con dos de los creadores, permitiese al mapa engañar al espectador.

Pero no parecía ser así con el resto de personas. Y es que el otro día, juraría que no había visto el nombre de Moody por ningún lado del mapa pero tampoco había reparado mucho en el mío. Pero hoy, ahí estaba. El nombre de Moody se podía ver claramente en su despacho, en el mismo lugar, todo el rato, mientras las otras motitas se movían todo el tiempo.

Lo cerré y suspiré pesadamente.

— La curiosidad no es pecado —Dumbledore había salido a los jardines, donde me encontró con la vista perdida en el Bosque Prohibido— Pero tenemos que ser cautos con ella. Me hubiese gustado en tu época como estudiante, hubieses sido menos curiosa. Sé que no quieres hablar conmigo de tus preocupaciones per o tal vez si haya una persona que esté encantada de escucharlas – lo miré de reojo - no eres la única que se comunica con Sirius.

Asentí sin dejar de observar el bosque.

- Tal vez para ti hospedarse en la cueva de la ladera de la montaña sean unas buenas vacaciones...

- No he vivido bajo una piedra precisamente estos últimos años

- No, eso es cierto. Has tenido la suerte de dormir bajo un techo bastante sofisticado, a mi parecer.

- Nunca será tan reconfortante como Hogwarts

- Me alaga que tengas una buena imagen de Hogwarts a pesar de que no terminaste tus estudios en él.

- No me sentía con fuerzas – reconocí

Nunca hablé de esto con nadie. Cuando me refugié en la ciénaga después de lo ocurrido con mi hermano y Lily y llegó septiembre, Maléfica no me juzgó cuando no quise regresar a Hogwarts en mi último año. Pero, a pesar de que en aquella época tenía la cabeza en mil cosas, fui consciente de que se puso en contacto con Dumbledore aunque nunca hablamos de ello.

Nunca me atreví a dar la cara por vergüenza y también por mi propio orgullo

- A veces te veo en Harry – lo miré con curiosidad. Que te digan que tu sobrino se parce a ti, haría que hasta el hada más oscura se volviese más humana – Es impulsivo, al igual que James y tú, pero él no busca el reconocimiento público como si lo hacía James. El busca salvar a las personas que le importan y también a si mismo.

- Yo no salvé a nadie – dije cabizbaja

- En eso te equivocas. – me dijo Dumbledore con una sonrisa – Salvaste a más personas de las que piensas – dijo girándose- He de volver. Sé que evitas el castillo por algo pero que sepas que debemos ser valientes y enfrentarnos a las dudas y al miedo. – dijo y comenzó a caminar – Recuerda: la cueva de la ladera de la montaña

Una vida diferente: Always by your side (Sirius Black y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora