Freccia rotta [Gustoni]

- 4 - Tormenta.

"1312 palabras"

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Narra Pogo:

Un olor a sal entró en mis fosas nasales, el olor del mar y de la brisa marina inundaba todo, era casi como un sueño. Espera, ¿No era un sueño?

Mi cabeza daba vueltas sin parar y no era capaz ni de abrir los ojos, lo último que recordaba era estar en una montaña en medio de un reunión con...

Abrí los ojos de golpe siendo recibido por los débiles rayos de sol que impactaban directamente sobre mi rostro, hacía frío y por una extraña razón estaba mojado.

- Mierda - susurré al mirar a mi alrededor y ver que estaba en medio de una playa.

¿Cómo había llegado ahí?

Ni yo lo sabía para que mentirnos.

- ¿Pogo? - una voz en mis espaldas hizo que girase mi cabeza la cual aún daba vueltas - ¿Qué haces ahí tirado?

Volví a pestañear para ver si lo que veía era real.

- Capullo, ¿Quieres levantarte ya? - otra voz grave me sacó de mi ensoñación.

¿Qué hacían aquí mis padres?

Vodka y café, una peculiar combinación a la vez de peligrosa.

Miré una última vez al mar y me levanté de la arena notando como la ropa pesaba al estar mojada y mi pelo se pegaba en mi frente, aún me sentía mareado y mis piernas temblaban, en cualquier momento parecía que iban a dejar de funcionar y me iba a caer al suelo.

- ¿Q-qué hacéis aquí? - notaba mi garganta seca y mi voz sonó mucho más rasposa de lo normal.

- Llegamos hace unas horas, Horacio nos llamó - dijo Volkov y se acercó a mí abriendo sus brazos para abrazarme.

- Y-yo... - dejé que me abrazase y sentí como mi vista se oscurecía de nuevo.

¿Qué estaba pasando?

- ¡Pogo! - chilló Volkov al ver el cuerpo del más bajo caer sobre sus brazos - Ayúdame - le pidió al mayor y este cargó al de sudadera beige con cuidado.

Andaron dirección a la mansión Gambino y cruzaron las verjas negras y doradas de aquella peculiar mansión, por el camino se encontraron a Toni y este preocupado observó el cuerpo del omega que descansaba en los brazos del mayor.

- ¿Qué le ha pasado? - preguntó a los mayores con preocupación.

- No lo sabemos, se desplomó en mis brazos - confesó el omega con aroma a vodka mientras miraba a su cachorro.

- Déjalo en el sofá - ordenó Toni y Conway depositó el cuerpo del menor en aquel mullido lugar.

- ¡Pogo! - chilló una voz con un acento peculiar y un joven cruzó el umbral de la puerta yendo directamente hacia el cuerpo del chico - ¿Qué le hicieron a mi omega?

- ¿Tú qué? - preguntó Conway cruzándose de brazos y soltando su aroma de forma intimidante - Creo que no escuché bien, ¿Me lo repites, mariconetti?

- Cariño... - susurró Volkov - No es el momento.

Jack fulminó con la mirada a Salinas y vio como este se agachaba y agarraba la mano del omega mientras le susurraba cursilerías.

Los ojos del menor se abrieron poco a poco y les miró algo confundido puesto que su cabeza aún daba vueltas.

- Pogo - susurró Volkov - ¿Cómo te encuentras?