Freccia rotta [Gustoni]

- 10 - Confía en mí.

"1813 palabras"

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Metido entre tres mantas y abrazado a una almohada era como me había encontrado en los últimos días, no tenía ganas de hacer nada, ni siquiera me entraba un bocado de comida en el estómago. Solo me movía del baño al desván y del desván al baño, esa había sido mi vida desde que se habían llevado al alfa rubio cenizo que me había robado el corazón con su coqueteo barato y a mi mejor amigo de toda la vida. Desde que habían desaparecido tenía un vacío en el pecho que no lograba llenar con nada.

Volkov subía cada poco a revisar mi estado, intentaba que comiese algo y yo solo declinaba su oferta, cuando decía que no me cabía nada en el estómago no mentía. Volkov era como un padre para mí al igual que Conway, no por nada eran mis tíos favoritos, aunque ese dato era uno que muy pocos conocían.

Mis padres eran nada más ni nada menos que Freddy Trucazo, un omega con aroma a caramelo y Michelle Evans, una alfa con aroma a chocolate amargo. Lo más curioso de todo es que mis primos eran los que habían heredado el olor a chocolate, a veces la genética hacía de las suyas. Michelle y Conway se parecían demasiado en su forma de ser, cuando se enfadaban me daban miedo, mucho miedo, Volkov por su parte era más tranquilo aunque a su vez algo serio y Freddy era el consentido de mi madre aunque eso no quitaba que se llevase varios regaños al día por parte de ella.

Quería muchísimo a mis padres y hacía también muchísimo que no los veía, ambos eran agentes de la CIA y se habían ido a una misión hace poco a Londres, tenía muchas ganas de volver a verlos y que conociesen a Carlo.

A mi madre no le gustaría mucho la idea de yo con pareja, decía que crecía muy rápido y que no había tenido tiempo de disfrutar de su cachorro al cien por cien, en cambio, mi padre se lo tomaría a bien y probablemente se llevaría demasiado bien con Carlo, tenía muchísimas ganas de que lo conociesen, aunque mis planes se habían truncado estas últimas semanas.

Me envolví lo máximo que pude con las mantas, en el desván hacía demasiado frío y mis pies estaban congelados pero todo eso no iba a evitar que siguiese aislado en el desván. El lugar todavía olía a Gustabo, era tenue pero el chocolate con leche seguía ahí, al igual que la canela en la ropa que llevaba puesta de mi alfa.

Pogo solo venía de vez en cuando, se sentaba a mi lado y permanecía callado mientras estaba metido en sus pensamientos, siempre había sido así, de los dos Gustabo era el más extrovertido mientras que Pogo era... Pogo.

Aunque eso no quitaba que también lo quisiese con el fondo de mi corazón, cuando rompía su silencio era para preguntarme como estaba, sabía que él llevaba su duelo por dentro, siempre lo hacía, se guardaba todo el dolor para si mismo aunque se estuviese ahogando. No era de mostrar mucho sus sentimientos por eso cuando descubrí que estaba saliendo con el abogado guarro, me sorprendí, desde que estaba con él se había abierto un poco más con todos pero desde la desaparición de Gustabo se había vuelto a cerrar herméticamente.

Gustabo sin Pogo no era nada y Pogo sin Gustabo tampoco. Por eso cuando Gustabo pensó que Pogo había muerto se había sumido en un dolor profundo, justo como había hecho Pogo ahora.

Hacía unas horas que Toni y Conway habían vuelto de una misión o algo así me había contado Volkov cuando había subido la última vez. Su aroma a vodka caramelizado mezclado con café me tranquilizaba en gran parte y hacía que me sumiese en el mundo de los sueños, aunque las pesadillas me atacasen horas después.

Llevaba con el móvil apagado varios días, por lo que decidí encenderlo, tenía varias llamadas perdidas y un par de mensajes, no había nada relevante de no ser porque tenía 59 llamadas perdidas de mami chele 🧡  y otras 42 de papi culazo ❤️‍🔥. Tragué duro, igual tener el móvil apagado no era tan buena idea.