"1292 palabras"︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿
— Carretera de Specchio Nord, 23:01 de la noche.
Narra Pogo:
Miré hacia la carretera dándome cuenta de que era el único coche que circulaba por allí a esas horas, lo cual me pareció extraño ya que esta carretera era de las más famosas de la ciudad ya que pasaba por literalmente todos los puntos de esta.
Las únicas luces que iluminaban la carretera era provenientes de los focos de mi coche.
Desvié la vista de la carretera hacia el GPS, según este faltaba 10 minutos para llegar a mi destino. No sabía lo que me encontraría al llegar pero de lo que estaba seguro es de que no tenía miedo, salvaría a mi hermano fuera como fuera.
Nadie sabía que me había ido de la mansión, o al menos no de momento, todos estaban ocupados con sus cosas.
Horacio después de que le obligara a comer, recibió una llamada misteriosa que no dudó en coger y que duró aproximadamente 45 minutos en el que el de cresta se las pasaba diciendo "Te espero" "Necesito que vengas" "No me dejes solo"
Y si, estaba espiando la conversación con aquella persona, conociendo a Horacio y sus cambios de humor nada bueno podía salir de aquel secretismo.
Por otro lado estaba Salinas, mi alfa, el cual se las pasaba haciendo trámites del negocio de las pirulas ya que el dinero no se limpiaba solo, o eso decía él.
Además, cada vez que tenía un hueco libre en vez de venir conmigo se iba con Toni.
Hablando de Toni, ese alfa parecía ser de los más afectados por aquellas misteriosas desapariciones, después de todo habían desaparecido su omega y su hermano.
Y después estaba yo, el cual no dudaría en encontrar al omega rubio, si tenía que sacrificar al alfa cenizo que estaba con él lo haría, después de todo ellos hubieran hecho lo mismo, ¿No?
Fijé mi vista en la carretera y vi como las montañas se iban acercando poco a poco.
¿Era todo una trampa?
Lo más probable pero con lo que no contaban era que yo no me iba a dejar intimidar por nada ni nadie.
Unos minutos después llegué a mi destino, aparqué al pie de la montaña y me miré en el retrovisor; mis mechones morados caían por mi frente, debajo de mis ojos habían dos grandes ojeras, miré hacia bajo y noté como aquella sudadera beige me quedaba mucho más suelta.
¿Estaba en tan mal estado?
Dejando eso de lado, me bajé del coche.
Tuve un deja vù, al recordar como yo había citado de la misma manera al Gambino menor en aquella montaña de Marbella.
Miré hacia los lados y no había rastro de ningún coche.
- Así que tu eres Pogo - dijo una voz fuerte detrás mía y yo pegué un salto ya que no me esperaba tal grito - Me alegro de verte, dolcezza.
Me giré hacia aquella persona y vi a un señor mayor de cabellos blancos que caían por su frente y el resto era tapado por un sombrero, ojos azules brillantes y un aura peligrosa acompañada de un fuerte olor.
- Depende de quien lo pregunte - me crucé de brazos de forma defensiva, no iba a dar mi brazo a torcer ante un desconocido - ¿Por qué me has citado aquí?
- Dritto al punto, che mi piace (Directo al grano, me gusta) - sonrió el señor - Mi nombre es Matteo Gambino, líder de la cosa nostra, una de las mafias más importantes de toda Italia.
- Sé quien eres - respondí.
- Tenemos a tu hermano - confesó acercándose lentamente a mí como si tuviese miedo de que me alejase - pero eso creo que ya lo sabías.
- ¿Qué quieres a cambio de su libertad? - le corté - ¿Dinero? ¿Protección? ¿Un trato con la policía?
Una risa grave hizo eco entre las montañas, risa que me hizo estremecer de lo perturbadora que era.
- Oh vamos, no me dirás que piensas que eso me interesa - se limpió una lágrima falsa - darme eso sería como darle un caramelo a un niño, demasiado fácil y eso no va conmigo.
- Entonces, ¿Qué quieres? - fruncí el ceño.
Ya me estaba comenzando a enfadar, bajé las manos y apreté los puños a mis costados.
- Como puedes ver yo ya tengo una edad, dolcezza - se acercó más hasta el punto de quedar frente a mi cara - y como sabrás necesito un descendiente que se ocupe de mi "pequeño negocio" pero el problema es que mis nietos rehusaron de dicho cargo lo cual me pareció una ofensa.
- ¿Y qué pinta mi hermano en todo esto? - le miré a los ojos conteniendo mi amargo aroma, no quería que se demostrase que tenía una debilidad por mi hermano.
- Tú hermano estaba en el momento equivocado, lugar equivocado - dio una vuelta alrededor mía hasta posicionarse en mi espalda - y por lo que sé es el omega de mi nieto, básicamente una debilidad, una moneda de cambio que puedo usar para lo que se me antoje.
Miré al frente y me mordí el labio haciéndolo sangrar, no podía matarle o por lo menos no de momento.
- Digamos que Gustabo es la gallina de los huevos de oro, además de que está rodeada de gente muy importante a mi parecer, por lo que se convierte en una joya digna de poseer al mejor postor- puso una mano en mi hombro y rápidamente un escalofrío recorrió mi espalda - Jack Conway, superintendente de Los Santos; Viktor Volkov, agente del CNI y comisario del CNP; Horacio Pérez, director del FBI; Toni Gambino, líder de una mafia; Carlo Gambino, líder de una mafia y por último tú, Alex Conway o Pogo como prefieres que te llamen; agente retirado del FBI, asesino a sangre fría y líder de una organización criminal.
- Veo que el perro hizo los deberes - tiró de mi hombro haciendo que quedásemos de frente de nuevo - Por cierto, se te olvidó añadir que estuve muerto 3 años, todo un logro, ¿No crees?
- Pogo, Pogo, Pogo, posees una escalera real pero se te olvida que yo tengo los ases - una mano acarició mis labios haciendo que mi postura se volviera rígida - ¿Crees que estás en condiciones para jugar con el que poseé a la reina del tablero?
- ¿Qué tengo que hacer? - le miré.
- Necesito que traigas a Toni a esta dirección - puso el papel en mi boca haciendo que se manchase algo de sangre - o si no se puede despedir del omega de olor delicioso, sería una pena que alguien más lo probara.
Cogí el papel de mi boca y lo leí, una dirección había anotada, le di la vuelta y un símbolo apareció; una estrella blanca atravesada por una flecha en llamas.
- Dile que no tarde mucho, nos divertiremos de mientras sin él - sonrió en grande y se quitó el sombrero haciendo una reverencia - Nos vemos, dolcezza - se acercó a mí para coger mi mano y besarla.
Me toqué el cinturón tocando la pistola que había en este, no podía dispararle, no de momento.
Rescataría a Gustabo.
Un pitido en mis oídos hizo que me los tapase con ambas manos, mi vista se volvió borrosa y lo último que recuerdo es caer sobre los brazos de aquel alfa de aroma a licor.
- Sogni d'oro, dolcezza (Dulces sueños, dulzura) - fue lo último que escuché.
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Y aquí un nuevo capítulo.
Quiero aclarar una cosa, en el punto de vista de Toni y Pogo ya ha pasado una semana desde el secuestro. En el punto de vista de Carlo y Gustabo es el día después del secuestro por lo que se narrará lo que pasó en esa semana.
Adelanto desde ahora que la trama será corta, unos 15-20 caps más o menos.
Pronto habrá novedades de un nuevo proyecto que es posible gracias a una personita.
Att: Misha.
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Freccia rotta [Gustoni]
FanficEl amor es como una droga adictiva, un soplo de aire fresco que hace que cuando estés con esa persona tu estómago empiece a crear las llamadas "mariposas". Todo es así hasta que esa fantasía se ve manchada por un líquido carmín que se esparce sin q...