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¡Hola de nuevo!

Por tardar, solo dejaré que lean de corrido.

(Este capítulo contiene escenas con contenido sexual. Si les incomoda, pueden saltarlo :3)

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Él es perfecto.

Todos lo ven con ojos soñadores, lo felicitan, y le desean lo mejor que hay en el mundo, porque lo merece.

Quienes lo conocen, solo se ven sorprendidos por su cambio, personalidad y mejoría.

Pasó de ser alguien muy cerrado, a una persona completamente iluminada, amable, sociable y sonriente. No paraba de quedar encantada con su actitud emotiva, pues nadie podía creer que, esa misma persona que solo evadía las charlas, pasará a ser tan gracioso, extrovertido y hacendoso.

Durante ese día, Sasuke pasó tiempo con su familia. Todos se mostraban felices por la nueva noticia: Sasuke volvería a la ciudad, y está vez, se va a quedar.

Ahora viene mi vida.

Ahora, era hora de mi realidad.

Un departamento rentado.

Una carrera pronta a terminar.

Una familia en reconstrucción.

Una vida por ordenar.

–Hmp, estás muy linda hoy –de seguro notó el efecto que causó en mí.

Mi rostro sorprendido.

Mis músculos tensos.

Mis manos hechas un puño, por la emoción y las ganas de saltar de la emoción.

Aún causa esas emociones en mí.

No recordaba la última vez que recibí un halago. O la última vez que recibí un halago, con intenciones, netamente, amables; no para seducirme.

–Gracias –caminé hacia él, sintiéndome como una hermosa mujer, vestida de la manera más elegante, divina y atractiva–. Tú te ves de maravilla, me gusta este nuevo estilo –acomodé su suéter, detallando con poca discreción lo bien que se veía.

Cerré la puerta de mi departamento, siendo recorrida por miles de lindas sensaciones.

...

"Somos amigos".

–Voy a ser la envidia de todos. Tengo al amigo más guapo de este país –recalqué de nuevo nuestra fuerte amistad.

–Por hoy, saldremos al cine, y luego veremos a donde pasaremos la tarde –lo habíamos pactado el día anterior.

Hoy sería un día entre él y yo.

Un buen par de amigos que solo pasan el rato.

–Llevas un día, ya me estás invitando a salir. Te vas a hartar de mí –negó de inmediato.

–No me voy a cansar de esto –ya había denominado, a estos momentos románticos que crecían entre nosotros dos, como alertas.

De nuevo, se presentaba esa alerta roja.

– ¡Entonces vamos al cine! –caminé de manera cómica y burlesca, alrededor para causar algo de confianza en el momento.

Al salir del edificio, señaló el auto de Itachi, el cual esperaba frente al edificio, reluciente y perfecto... De no ser por...

–Un ave ensució el parabrisas –hice la anotación lógica. Y su rostro, sin duda, no fue nada alegre.

–Mierda –con tristeza, se acercó al vidrio delantero, cambiando su gesto a una mueca asqueada–. Tengo que limpiarlo antes de dárselo a Itachi –reí a su espalda, colocando una mano sobre su hombro.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora