Un Trato

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Es muy curiosa la forma en que el cuerpo reacciona al alcohol, pues parece que todos tus sentidos se desactivan y no te permiten reaccionar ni entender qué carajos estás diciendo...

Podría decirse que uno de los mayores errores que cometen las personas que beben, son, como me repitieron mil veces, combinar bebidas, no consumir algún alimento de sal, no estar bebiendo más agua, si es posible con limón, y el peor error... Salir al aire libre de la noche, recibiendo toda esa fuerza de la madrugada, que azota con brusquedad los sentidos y les da un par de vueltas...

Eso lo entendí tarde, por eso, supe que cometí el peor error al salir tan deliberadamente, pues fue como si todo el alcohol nuevamente tomara efecto y me dejara mareada, confundida y... ebria, más de lo que he estado en la noche.

En mi mente, las imágenes se veían algo lentas, como si se distorsionara y fuera más difícil controlar ese maldito mareo. Toda la velada hubiese sido casi perfecta, los problemas de la noche, las nuevas amistades, las declaraciones... todo eso se volcaría, diera mil vueltas, cambiara de dirección y se fuera directo al caño...

Literal.

Nunca imaginé que estaría aquí, dando bocanadas de aire en esta posición, mientras Sasuke está detrás de mí, enredando mi cabello en su mano y acariciando mi espalda.

Esa jodida descripción, en otro contexto me habría resultado tan magnífica. Pero ahora, me encontraba con la boca abierta de par en par, mientras todo lo que había comido en el día, salía con brusquedad, siendo vomitado de manera incontrolable. No supe exactamente en qué momento me sentí más mareada, escuchaba a Sasuke decirme que no me veía bien, y luego, de un momento a otro, nos encontramos en este enorme baño, conmigo arrodillada junto al retrete, vomitando cualquier el rastro de alimento que había comido en las últimas horas. Me avergonzaba tanto tener a Sasuke detrás de mí sosteniendo mi cabello para que no resultara perjudicado con mi desastre.

–Vete... –otra vez, regurgitaba sin quererlo– Sasuke... vete –otra bocarada más de jugos gástricos, ya no me sentía tan bien como hace minutos, declarándose a la persona que me están viendo expulsar hasta la bilis.

–Cállate y vomita, molesta –hasta lágrimas de tristeza me salían, no sólo por la fuerza de regurgitación, sino por la vergüenza de estar así en ese baño.

–Vete... por f... –ya no tenía que vomitar, ya no podía ni quería sentirme así.

–Cállate, maldita sea –dio dos golpes más en mi espalda, para luego acariciarme y tratar de arrullarme con sus caricias.

–Me siento tan avergonzada... –Luego de jalar la cadena del retrete, me dejé caer de lado, haciendo que mi trasero chocará con el baldosín, mientras mi brazo derecho se apoyaba en el borde del inodoro, y mi mano izquierda cubría mi boca, para evitar que viera los asquerosos hilos de saliva con vómito que cubrían mi mandíbula y labios. Ya estaba convencida que no saldría nada de mí, estaba destruida, ahí se había ido todo el alcohol, maní e incluso agua con limón.

–Ven, levántate.

Sasuke ayudó a que me levantara hacia el lavamanos, pese a que me balanceaba por la cantidad de líquidos que había perdido en tiempo récord. Abrí la llave y empecé a beber agua del grifo y, de paso, lavando todo mi rostro, evitando el maquillaje de los ojos, que aun así, estaba levemente corrido por las lágrimas.

–Doy asco –murmuré, viéndome en el reflejo del espejo frente a mí.

–No das asco, Sakura. Todos hemos vomitado al menos una vez en la vida –trató de consolarme, viéndome por el espejo.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora