CAPÍTULO 20

23 3 0
                                    

'Conflicto de intereses'

DAKOTA.

26 de agosto.

Harry deja que su peso hunda el colchón y me retuerzo dentro de las sábanas. Noto el calor de la cobija cubriendo todas las zonas desnudas de mi cuerpo y miro al taxista que tiene una bandeja en la mano. Miro el reloj, son las 10:46.

Trae un jarrón con flores, un plato con unas tortitas con sirope por encima y un zumo de naranja.

Lo miro con los ojos abiertos y me sonríe con ternura.

—¿Tu plan para conquistarme es engordarme para que sea solo tuya? —río tomando la bandeja e irguiéndome sobre el cabecero acolchado de la cama. Harry ríe también.

—No me hace falta conquistarte, ya te gusto de por sí.

Su comentario me hace enrojecer y me toma del mentón plantándome un beso casto.

—Muchas gracias por todo lo que estás haciendo por mí. —farfullo cuando abandona mis labios. —Pero tienes que prometerme algo, ¿vale?

—Claro, dime.

—Harry, —comienzo apoyando las caderas sobre la almohada. —prómeteme que cuando me vaya, no le contarás a nadie lo que te he contado de mi relación con Jason. —frunce los labios no muy convencido por mi propuesta. —A nadie, ¡por favor!

—Dakota, porque sea el rey no voy a tenerle miedo. —se aleja. —Es una injusticia lo que ha estado haciendo contigo y aunque sea el monarca de este país, no puede hacer lo que él quiera.

—Sí puede. —refuto yo. —Ante la ley es inviolable, Harry, no servirían de nada tus quejas.

—Puede que legislativamente no, —insiste. —pero puedo crear una disconformidad que aumente día a día con él. Y me da igual, Dakota. Esto ya no es una monarquía, ¡es una dictadura! Tú lo sabes mejor que nadie.

—Lo sé...

—Pues eso. No es justo. Ahora no se puede decir nada malo del rey, porque inmediatamente desapareces de la faz guiénesa y nadie vuelve a saber de ti. ¿Qué es eso, por Dios?

—Harry...

—Te dejo desayunar. —se da la vuelta sin decir nada más. —Me espera una cita importante con Monique Carreer.

Sus palabras me dejan pensando y decido no hacer nada. Él lo quiere así; él quiere enfrentarse a una monarquía entera de la que, por un motivo u otro, yo formo parte. Creo que lo mejor es que se dé su golpe él solo y no arrastrarme a mí misma a esa espiral interminable.

****

Cuando termino de desayunar, llevo la bandeja hasta la fregadera y lavo los platos que hay en ella. Y yo que me había acostumbrado a tener chacha.

Al finalizar dicha labor, me visto y tomo mi bolso dispuesta a salir de la casa. Tomo mi peluca y mis gafas de sol y salgo del adosado para dirigirme a la farmacia más cercana. Bajo la cuesta donde se encuentra la casa de Manaake.

Entro a la farmacia y me coloco en la cola inspirando el olor a limpio que estos sitios siempre emanan.

Aguardo paciente en la fila y cuando llega mi turno, trato de afinar mi tono de voz para no ser reconocida.

—Buenos días, señorita, ¿en qué puedo atenderla? —cuestiona la secretaría.

—Buenos días, ¿tiene pruebas de embarazo?

MAR DE CORAZONES ✓ [MAR 2 ©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora