Sin dejar de darle la mano, Luci condujo a Daniyel por el interior del palacio hasta la oficina de su padre, donde rey y reina se encontraban. Ingresaron al pasillo que quedaba a la derecha de la mesa con el busto del recibidor, el cual en cierto punto los condujo hasta unas escaleras de madera que los llevaron hasta el segundo piso. Allí, tras caminar unos pocos pasos a través de un pasillo repleto de decoración elegante y magníficamente iluminado por grandes ventanales que daban vía libre a los rayos del sol, llegaron hasta una puerta de madera, tras la cual se encontraba el despacho.
Luci tocó a la puerta para luego abrirla y entrar junto a Daniyel. La oficina, como todo en la casa, poseía su toque lujoso. Por supuesto, contaba con lo básico, como lo eran el escritorio de madera oscura de roble y una silla, tras los cuales había un gran ventanal que daba paso a un pequeño balcón y que dejaba entrar una gran cantidad de luz natural. Frente al escritorio, en mitad de la sala y sobre una alfombra roja, era posible encontrar un par de grandes sillones, uno frente al otro, de terciopelo rojo y con patas doradas, separados por una pequeña mesa de té de madera y mármol. En las paredes podían verse candelabros que iluminarían la sala cuando fuese necesario, así como un par de cuadros. Uno de ellos era un gran mapa del reino y el otro parecía ser un gran árbol genealógico.
Sentados juntos, en el sillón que quedaba a la derecha con respecto a la puerta, se encontraban Wilbert y Astrea Romanee-Conti, rey y reina del Reino Humano-Demoniaco de Eluryh, quienes los miraron cuando irrumpieron en el despacho.
El rey poseía una mirada muy seria con la que miraba a Daniyel. El hombre lucía igual que en su retrato del recibidor: vistiendo aquel uniforme militar de chaqueta negra de mangas rojas y doradas, aunque sin sus condecoraciones, botones rojos, flecos dorados sobre sus hombros, pantalones rojizos y botas oscuras. Sus ojos eran azules, su cabello corto, alborotado y cabellera anaranjada, al igual que su poblada barba y su cola de demonio. Aún sentado, se notaba que poseía gran altura, una que posiblemente fuese de metro noventa.
A su izquierda, se encontraba su esposa: Astrea Romanee-Conti, cuya belleza era igual a la del retrato del recibidor. Ella, a diferencia de su marido, no miró a Daniyel de una forma seria, sino que le sonrió tímidamente. La reina se encontraba usando en ese momento bonito un vestido blanco que no mostraba prácticamente nada de su cuerpo, similar al que portaba en su retrato, pero liso en su totalidad y que iba degradándose hasta acabar en un tono azul claro, así como un par de pendientes dorados en sus orejas. Sus ojos eran azules como el mar, iguales a los de su marido, y su sedoso cabello negro y con una longitud que sobrepasaba sus ojos. Ella, a diferencia del rey, no poseía una cola de demonio, pero sí unos pequeños cuernos negros que nacían de su frente. Cualquiera que la viese sabría apreciar su belleza, pues sus rasgos faciales la hacían resaltar y lucir joven. Solo un par de pequeñas arrugas en las comisiones de la boca delataban que no era tan joven como aparentaba, situándose probablemente al final de sus cuarenta o al principio de sus cincuentas.
Junto ambos, recogiendo tazas y platos con restos de un desayuno de la mesa para colocarlos en un carrito de plata de bandejas, se encontraba una joven sirvienta humana, solo un poco mayor en cuanto a edad que Daniyel y la princesa, de hermosa figura que ni se molestó en mirarlos, pues estaba centrada en su trabajo. Como sirvienta que era, portaba consigo un atuendo acorde a su trabajo: un vestido negro con volantes blancos en los hombros, de falda ancha y sobre el que se encontraba un delantal blanco. Usaba también unos guantes blancos y unos zapatos negros. Su cabello era de color negro, sujetado en una larga coleta que casi alcanzaba el nivel del suelo, y sus ojos eran de un curioso tono grisáceo.
Tras unos breves segundos de observación en silencio, el rey Wilbert se puso en pie y se acercó hasta Daniyel, haciendo resaltar su imponente altura y haciendo que el panadero tragase saliva.
![](https://img.wattpad.com/cover/317130564-288-k662414.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Humano & La Princesa Demonio
Fantasy[SEGUNDA HISTORIA DE LAS CRÓNICAS DEL MULTIVERSO] Dos continentes: el Continente Humano y el Continente Demoniaco. Una república, la República Humana de Andor, y un reino, el Reino Humano-Demoniaco de Eluryh. Dos personas: una princesa demonio y un...