ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴘᴇɴsᴀʀ, ᴘᴜᴇᴅᴏ sᴇɴᴛɪʀ, ᴘᴜᴇᴅᴏ ʀᴀᴢᴏɴᴀʀ ʏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ʜᴀʙʟᴀʀ...ᴘᴇʀᴏ ᴀᴜ́ɴ ᴀsɪ́ ᴛᴇɴɢᴏ ᴍɪᴇᴅᴏ...ᴘᴏʀǫᴜᴇ ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇ ᴇsᴏ ʏᴀ ɴᴏ sᴏʏ ʜᴜᴍᴀɴᴀ.
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El planeta entero está bajo los efectos de una mutación que convierte a los humanos en criaturas i...
—Tenemos que regresar a la casa y avisarle al resto.
—Jamás lograríamos pasar. No podemos rodearlos —Le responde el sheriff a su hijo, señalando el camino manifestado de nzambis.
—Tampoco podemos quedarnos aquí. Corramos hacia el granero, es la única forma —Saco mi arco y varias flechas—. Vayan adelante, yo los cubro. ¡Ahora! ¡Ya, ya, ya!.
Siguiendo caso a mis instrucciones, ambos Grimes corren directo al lugar mientras yo les cuido las espaldas, matando a varios nzambis que se encontraban cerca.
Al llegar, Rick me ayuda a cerrar la puerta y colocamos un trozo de madera en ésta para retener a los muertos que poco a poco tironeaban de ella para poder entrar.
Con cada empujón, sentía que la puerta se nos vendría encima. Y con cada empujón, también se me venía a la memoria el mismo día en que fui infectada. Era como tener un flashback: el volver a vivir como retenía la entrada de los muertos mientras mis padres escapaban, el cómo el vidrio de la puerta se quebraba para dar paso a sus dientes y sus uñas en mi piel...
Los gritos de mis padres...llorando y pidiéndome desconsoladamente que no los deje.
—¡Deva! ¡Deva! —Rick sostiene mis hombros, sacándome del transe—. Escucha, debes ir arriba con Carl.
—¿Qué?.
—Rocié gasolina en la paja —Veo en el suelo dos recipientes vacíos del líquido antes mencionado. No me di cuenta de cuándo lo hizo—. Evitaremos que algunos lleguen a la casa y distraeremos al resto —Me tiene un encendedor—. Pero para eso, necesito que subas a la parte superior del granero con Carl y dejes caer el fuego cuando te lo diga.
—¿Y-Y tú?.
—Yo abriré la puerta —Trata de empujarme—. Ahora, vayan. ¡Ve! ¡Corre!.
“¡Vete, Deva! ¡Váyanse! ¡Yo los distraeré!” Escucho la voz de mi verdadero padre haciendo eco.
Mierda.
—¡No! ¡Suban ustedes! —Retengo la puerta con mi espalda, plantando fuerza en mis pies—. ¡Yo los alcanzo! ¡Rápido!.
Protegí a mis padres una vez... Esta no será la excepción.
—¡Deva, escucha!.
—¡Ya te dije que cuando se trate de muertos no te preocupes por mí! —La madera me empuja, pero me mantengo firme—. ¡Cuando se trate de nzambis, de caminantes, yo estaré bien! ¡Ahora sube!.
