ᴘᴜᴇᴅᴏ ᴘᴇɴsᴀʀ, ᴘᴜᴇᴅᴏ sᴇɴᴛɪʀ, ᴘᴜᴇᴅᴏ ʀᴀᴢᴏɴᴀʀ ʏ ᴘᴜᴇᴅᴏ ʜᴀʙʟᴀʀ...ᴘᴇʀᴏ ᴀᴜ́ɴ ᴀsɪ́ ᴛᴇɴɢᴏ ᴍɪᴇᴅᴏ...ᴘᴏʀǫᴜᴇ ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇ ᴇsᴏ ʏᴀ ɴᴏ sᴏʏ ʜᴜᴍᴀɴᴀ.
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El planeta entero está bajo los efectos de una mutación que convierte a los humanos en criaturas i...
Los días pasaron y con ello las semanas que poco a poco se convirtieron en meses, ocho meses para ser exactos.
Nuestra vida yendo de un lado a otro se había vuelto monótona. Los primeros días de invierno íbamos y veníamos en busca de víveres y un lugar para dormir. El frío calaba en los huesos y ya no era sencillo cazar, más que nada porque los animales empezaron a migrar. Lo mismo sucedía con los nzambis que, al parecer, estaban abandonando los lugares donde ya no había comida. Y en eso nos parecíamos bastante, todos necesitábamos comer.
No obstante, este tiempo también nos sirvió a todos para perfeccionar nuestras tácticas de combate y supervivencia grupal, siendo liderados por Rick Grimes y algunas veces, por mí, pero no de la forma en la que piensan.
Lori tuvo razón al decir que los convenció de quedarme. Sin embargo, hubo una condición, y es que cuando se tratara de enfrentar muertos vivientes yo sería la primera en ir y la primera en arriesgar el pellejo. Básicamente me volví un sabueso. Yo era quien iba a la cabeza de la manada, aunque solamente para asegurarme de que no hubiera caminantes o para rastrear comida desde la distancia. Era su cazador y a la vez su guardaespaldas. Aunque no me quejo. Tiene sentido para mí y no tengo problema en hacerlo, después de todo, no me afecta hacerle frente a esos cadáveres sin cerebro.
—Quédate aquí, ma'. Descansa —Bajo del vehículo en donde la familia Grimes se transporta, dejando a mi madre en el asiento copiloto.
Porque sí, oficialmente me volví hija de Lori y Rick, y no era necesario un documento de adopción para que todos lo supiesen.
—Gracias, cielo.
Asiento, contemplando su rostro decaído y sintiéndome un poco inservible por no poder hacer nada para cambiar su estado de ánimo. Más con su estómago a punto de reventar por el embarazo de casi ya nueve meses.
—Estaré con los demás —Le aviso antes de acercarme al resto.
Tomamos una posición tanto para vigilar como para debatir nuestra siguiente parada.
—No nos queda lugar por ir. Cuando este grupo se encuentre con este otro, no lograremos pasar —Advierte la mayor de las Greene, señalando los puntos en el mapa—. No llegaremos al sur.
—¿Cuántos serán? ¿Unos 150? —Cuestiona Daryl, recargando sus brazos en el capo del auto.
—Eso fue la semana pasada —Le responde Glenn—. Podrían ser el doble ahora.
—Este río pudo haberlos demorado —Comenta el viejo Hershel con el dedo en el papel, mostrando el lugar—. Si nos movemos rápido, quizá podamos pasar por ahí.
