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Cuando vio el tránsito que enfrentaría, Yein supo que debía haber aceptado el consejo de Yerim y dejado la tienda más temprano. No había como no llegar atrasada.

—  ¡¿Por qué yo?!

No obstante, nadie podría oírla. El tráfico paró. Por lo tanto, no iría a ningún lugar. ¿Para qué la prisa?

Yoongi quedaría muy contrariado. El evento de aquella noche sería un homenaje a un ex-presidente americano. Todas las personas con quien negociaba, todos sus colegas,
estarían allí.

Incluida Momo. Pero no en la misma mesa, Yein suponía.

Verificó el reloj y titubeó entre llamar a Yoongi ó esperar que él la contactase.

Era mejor que llamase ella misma. Yoongi atendió al segundo timbrazo, y apenas oír el sonido de su voz ya alteró impresionantemente el efecto que él tenía sobre ella, aún a la distancia. Su corazón latía más fuerte, su respiración se aceleraba. Pensar en él hacía que imágenes eróticas, en ese mismo instante, se formasen en su imaginación.

—  No voy a decirte que deberías haber salido más temprano de la tienda.

— Por favor, no lo digas. Estaré allí tan pronto esta fila de autos se mueva.

Al conseguir, al final, llegar a la mansión, Yein sabía que precisaría de un milagro para tomar un baño, vestirse y brillar, en menos de diez minutos.

En media hora, estuvo pronta. El corte del vestido escarlata hablaba por si
mismo. Además, tenía los cabellos presos con un brillo mojado, un mínimo de maquillaje muy bien aplicado y pocas joyas.

Yoongi ya estaba pronto cuando ella salió de la ducha, y en aquel momento Yein se sentía insegura bajo su mirada. ¿Será que el vestido era muy osado? Se encantó con él ya en el manequín, y lo compró en un impulso. ¿Será que Yoongi lo aprobaba?

— Si estás esperando el efecto "¡Oh!", con todos con la boca abierta, con certeza vas a lograrlo.

¡Éxito! Yein le dirigió apenas una sonrisa juguetona.

Yoongi estaba maravilloso con lo que quiera que se pusiera. Tenía un no se qué especial, que lo diferenciaría de otros hombres donde quiera que estuviese. Era difícil definir lo que era. Tal vez una mezcla de fuerza y alta estatura, el modo como se movía y hablaba. Parecía contener algo primitivo por debajo de una superficie educada.

Su auto confianza, su magnetismo, un toque de arrogancia...

En fin, Yoongi sería el centro de las atenciones incluso de jeans y camiseta.

Con una camisa blanca y la corbata negra, entonces, ¡quedaba simplemente
arrebatador!

— Si no dejas de mirarme así, no iremos a ningún lugar.

Yein se sonrojó. Tomó en un segundo su cartera y se dirigió a la salida. Pero Yoongi la detuvo.

— Pero antes... —inclinó la cabeza para besarla.

No fue apenas un roce de labios, como previó ella. En realidad, se besaron con
avidez, perdiendo mucho de su compostura.

Yoongi creyó haber hecho aquello apenas para aumentar la confianza de ella. Pero
sabía que era una mentira.

 
El hotel estaba todo iluminado, la avenida, llena de autos esperando por los acomodadores, se desparramaban por todos os lados.

 
Les llevó un tiempo hasta que consiguieron pasar por el cordón de seguridad.

Cuando consiguieran adentrarse en el salón principal, la gran mayoría de los invitados ya se había acomodado.

 
Los fotógrafos se encontraban bastante ocupados, capturando poses de la flor y nata de la sociedad para los periódicos y revistas de todo el país. Era hora de sonreír, Yein se dijo. Brillo y glamour, joyas carísimas, perfumes caros. El ruido de las conversaciones era alto, y Yein se quedó grata cuando Yoongi tomó su mano y la guió a la mesa reservada para ellos.

Secret Of Love | Min Yoongi ﷼ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora