Secret Of Love | Min Yoongi ﷼ ©

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Pero, al dirigirse a el vecindario, se mantuvieron callados.

Una vez dentro de la casa, Yein subió corriendo a la suite.

Yoongi encendió las alarmas y también se retiró, abriendo la puerta del cuarto en el momento en que ella intentaba, sin éxito, librarse de la gargantilla en su cuello.

Él colgó el saco en su lugar, como siempre, aflojó la corbata y desabotonó los primeros botones de la camisa. Sin demora, cruzó el aposento hasta Yein.

—Déjame hacer eso.

Yein sintió el roce de los dedos calientes en su piel, y tuvo deseos de alejarse muy lejos de allí. Pero aquello apenas echaría más leña a una hoguera que ya estaba bastante ardiente.

En menos de dos segundos, la gargantilla estaba suelta.

Yoongi la hizo volverse hacia él, para que Yein lo encarase.

—¿Aún quieres pelear ó podemos hacer una tregua?

—¡Quiero pelear!

—Está bien, el primer golpe es tuyo.

Ella cerró el puño y miró el pecho de Yoongi, apenas para sentir la rigidez y el vigor de los músculos lastimando su pulso.

—Lo correcto es que tus rodillas se doblen y que enseguida caigas al piso.

—¿Quieres intentarlo de nuevo? —él se estaba divirtiendo, y Yein no sabía qué estaba haciendo.

Con una mirada airada, masajeó sus dedos, que le dolían.

—No en este momento.

Yoongi colocó ambas manos en los hombros de ella, tomando cuidado para no enganchar sus cabellos. Enseguida, soltó el cierre de su vestido, que cayó de una sola vez, dejando frente a él sólo la lingerie de seda y encaje, que amoldaban sus curvas bien formadas.

El efecto que su cuerpo causaba en Yoongi era evidente. Por un momento él casi no pudo respirar, atento a la epidermis blanca y suave, a los senos firmes, a la cintura estrecha y esbeltos muslos.

Él tenía que tocarla, sentir aquellas formas en sus manos, sentir su sabor.
Precisaba poseerla, sentir todo su calor.

Se inclinó para besarla. Esta vez, sin titubear, Yein acertó un golpe bien abajo de sus costillas.

—¡Eso es lo que se llama efecto sorpresa!

A partir de ahí, Yoongi la tomó en brazos, enojado, haciendo que cruzase las piernas alrededor de su cintura. Sin soltarla, se sacó toda su propia ropa, manteniendo siempre su mirar preso al de ella, encarándola de un modo primitivo.

A través de la seda fina de la braga, Yein podía sentir la excitación creciente de su marido. Y, con apenas un movimiento, Yoongi empujó con los dedos la fina tirita que la cubría.

No había ninguna sombra de control ó de medida en las actitudes de él. Apenas una pasión electrizante, el deseo que precisaba ser satisfecho.

La penetró de una sola vez. Su impulso fuerte y acompasado hacía ansiar a Yein, queriendo más y más.

—Yoongi... —ella casi no pudo hablar cuando una fuerte sensación de placer explotó dentro de ella y la hizo contraerse repetidas veces.

Cuando pensó que no podría aguantar más, Yoongi se dirigió a la cama y se acostó encima de Yein, en el colchón. Una vez más ella entró en éxtasis, el gemido deleitado ahogado por la boca de Yoongi, que tomaba la suya con pasión, como si se tratara del acto sexual.