𝐂𝐲𝐚𝐧𝐢𝐝𝐞 𝐇𝐞𝐚𝐫𝐭s || ᴰᵉ ᵂᵉ ᴬᵍᵃⁱⁿˢᵗ ᵗʰᵉ ᵂᵒʳˡᵈ || ɪɴᴛᴇɴᴀʙᴏ

7. Running Up That Hill

Mira, es que si yo tan solo pudiera
Hacer un trato con Dios
Yo lo haría intercambiar nuestros roles.
Estaría recorriendo ese camino
Estaría subiendo esa colina
Sin problemas.
Somos tu y yo.

—Kate Bush (Running Up That Hill).

➷➹➷➹➷➹➷➹➷➹➷➹ ➷➹➷➹

El trinar de las aves envolvió sus oídos en una suave melodía que acompañaba la mañana fría en su despertar.

Toni abrió los ojos lentamente, adaptando sus retinas a la luz que se colaba por la ventana. Sus mullidas sábanas lo arropaban con lenidad, extendió su brazo deseando fervientemente sentir otra presencia a su lado, pero en su lugar, solo una nota de papel.

El rubio se enderezó para poder corroborar lo que en sus sospechas le dañaba el corazón con ligeros cortes profundos y despiadados.

"Tengo algunos negocios que atender. Te veré después babe. Love U".
—Hunt.

Con un ojo entreabierto y el otro aun cerrado, Toni arrugó la nota en su mano con fuerza.

—Love you. Sí claro, como no. —repetía lo que decía la nota con burla y un ápice de decepción. Pues de hecho, lo estaba.

Hunt se había largado, una mañana más de tantas en las que lo había dejado solo en su despertar, frío en su lado del colchón.
Para Toni no había besos de buenos días, desayunos en compañía y tampoco salidas a restaurantes públicos en dónde no muriera de miedo a cada instante por temor a que un bandido llegase e hiciese un ajuste de cuentas con ellos, o peor aún, la policía para aprenderlos a ambos. No le gustaba para nada pensar en la idea de que por un descuido sus sesos terminaran dispersados en la pared de ese fino restaurante imaginario, mucho menos se imaginaba observar que a Hunt le pasara la mismo.

Por qué si, quizá Toni no tenía nada de eso, a pesar de tenerlo, pues al final del día, con todo y todo, su mente siempre terminaba pensando en Hunter.
Lo amaba y mucho.
Sí, a pesar de que fuera un patán en toda la palabra.
Aunque, quién no dió todo por un patán en algún momento de su vida, cuando todos te decían que no sabías en lo que te metías, que no te convenía, que te buscaras algo mejor, hacías caso omiso porque estabas tan enamorado y enamorada de aquella persona que al igual que con el italiano, no estaba ahí al amanecer.

El rubio de levantó con pesades, el frío ambiente de la habitación le confirmaba que afuera, en la mágica Londres, un cielo gris nuboso sería su única compañía el día de hoy.
Con pies  y cuerpo desnudos se encaminó hasta el ventanal de la suit que compartía con Nick.
No quería ser exhibicionista, por lo que solo apartó un poco las cortinas y observó el movimiento matutino en la gran ciudad.

Toni podía parecer y ser un tipo duro y rudo, pero en el interior también cierta dulzura lo envolvía.
Es por eso que le dolía tanto no compartir la ducha ahora mismo con su novio, que cálidos brazos lo envolvieran apaciguado el frío espeso del ambiente.
El rubio se abrazó a sí mismo, definitivamente necesitaba una ducha caliente y un desayuno delicioso. Se apartó de los cristales caros, caminando hasta el cuarto de baño, aún sin soltar sus brazos de sí mismo. El italiano se permitió cerrar los ojos un momento, intentado imaginar cómo se sentirían los malditos brazos de alguien que le diera un afecto no solo sexual, si no, emocional. Porque nada rompe un corazón más rápido que la soledad estando acompañado.