Un Buen CEO ; Jimsu

19

Yoongi tomó sus palillos al ver que todos sus mayores ya habían empezado a comer. Una de las reglas coreanas más importantes era esperar a que sus mayores dieran el primer bocado.

Sus manos temblaban, se sentía ansioso, había un silencio en el comedor y las miradas de ambos adultos estaban en él. Sentía que cada acción que hacía la estudiaban cuidadosamente.

Aunque estaba en esa situación, y era obvio que él era el vulnerable ahí, el silencio no lo podía describir como incómodo, al contrario era cálido eso lo hacía totalmente extraño.

Las vibras de los mayores eran delicadas y agradables.

Suspiro lentamente mientras intentaba encajar en un ambiente tan cómodo.

No se parecía a las cenas familiares en su casa, su padre siempre se sentaba en la cabecera de la mesa, su madre en el lado izquierdo y el en la derecha, era incómodo. Su padre solo lo pisaba por debajo de la mesa y el pálido siempre respiraba lento para que su madre no notará el dolor que le causaban las heridas después de las palizas diarias que siempre afectaban sus debiles costillas.

—Yoongi, me gustaría que probaras tu platillo—llamó la atención la dama al ver a un joven perdido en sus pensamientos.

Yoongi asintió y llevó un bocado a su boca bajo la atenta mirada de la mujer.

Apenas este tocó sus labios el sabor fue un golpe en su boca, era glorioso. Sus papilas gustativas fueron premiadas.

Jimin sonrió al ver los ojos de asombro del azabache por el bocado.

—Pero qué agradable es este muchacho—Rió por lo bajo la castaña al ver su expresión de fascinación—Es muy expresivo.

—Así es cariño—Acompañó su esposo mientras Yoongi se llenaba la boca de bocados del delicioso platillo.

—Me alegra que alguien como tu este acompañando a mi hijo aqui, esta casa es muy grande, no me gustaria que Jimin se sintiera solo, asi que agradezco tu compañia.

Yoongi se puso recto y trago lo que tenia en su boca para poder hablar.

—Oh no, realmete yo soy quien le debe agrdecer por dejarme quedar aqui—Dijo el menor con un poco de temblor en su voz.

La dama con una sonrisa miró a su hijo y asintió como si fuera aprobado. Eso hizo sentir a el pelirrojo jodidamente bien asi que no pudo evitar sonreir un poco.