Capítulo 12: Final

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Hola, tal como prometí aquí esta el final

Tarde debido a que mis amigos y yo fuimos a playa por final de corte, ¡al fin! No significa que tengamos un respiro de los trabajos pero necesitábamos y queríamos un respiro

Debo decir muchas gracias por sus ánimos, me alegraron mucho espero haber sacado una buena nota ☺

Bueno, disfrútenlo y nos vemos en la próxima 😉 😊

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Torre de Tokyo

—Usted fue quien informó a Mitsutani-san sobre la muerte de Nanako-san. —enfrento Conan.

—Así es, recuerdo que ese día oí que el artista Shinodou Jin en la misma planta con ella. —contestó el criminal. —Por eso fui a su galería a preguntarle. Accidentalmente escuche la conversación que mantenía Jin y Ryugasaki.

—Le mintió a Mitsutani-san sobre aquella conversación. —exclamó el detective.

—¿Ah? 

—En el primer aniversario en memoria de Nanako-san, todos los clientes que estuvieron en la sexta planta habían enviado flores. —empezó a decir lo que vio en la libreta Kousuke-san. —Si solo hubieran sido uno o dos, habría sido por el sentimiento de culpa, pero todos habían enviado flores. Eso quiere decir que lo hicieron para darle las gracias. En agradecimiento a que fuera ella quien se bajara del ascensor voluntariamente. —declaró.

—Eso quiere decir que no echaron a Nanako sino que ella se fue por su propia voluntad. —habló Mitsutani asombrado, miró al hermano de la mujer que amo sin poder o mejor dicho sin querer creer en esas palabras.

—Así es. —con tan solo dos simples palabras pudo decepcionar al muchacho. —Era una chica comprensiva, ¡Pero aunque se fuera por propia voluntad, sigue siendo culpa del resto que ella muriera! —gritó enfurecido.

Mitsutani se encontraba confundido, el dolor y el odio que había sembrado era inútil, no le sirvió de consuelo antes y tampoco le sirve ahora.

—Mitsutani-san. —llamó Edogawa. —Es cierto que por esas siete personas murió Nanako-san, pero él te lo hizo ver de manera totalmente diferente, la diferencia es como entre la brillante estrella del cielo y la piedra de la tierra.

Esas palabras conmocionaron al joven que empezó a considerar lo que era realmente importante, incluyendo a su amada. —Nana… —apretó los dientes decidiendo por él mismo. —No voy a hacerlo.

—¿Qué?

—Lo siento, no quiero morir. —argumentó Mitsutani. —Este niño me ha abierto los ojos. —habló dejando esa copa que tanta desgracia le traería.

—¡Mitsutani!

—Seguro que ella, que está en el cielo, no quiere que me suicide. —habló tomando sus cosas y una pequeña bolsa. —Puedes quedártelo. —habló pasándole la bolsa. —Ya no voy a necesitarlo más. ¡Por favor  Onii-san entrégate!

—Mierda.

—Honjou-san, eso es lo que copio de las siete víctimas, ¿verdad? —preguntó Conan. —Le dijo que si moría con eso, lo consideraron un homicidio y le entregó el único obstáculo para usted.

—Hice bien en venir aquí. —exclamó orgulloso tomando la bolsa y guardandola. —Cuando me enteré de que el detective Mouri-san estaba investigando vine aquí porque temo que lo descubriera. —le dijo al niño. —Te mentí porque esperaba que te vengaras de ellos, pero no tuviste el valor para hacerlo. —habló en tono de burla. —¡Por eso me encargue yo!

Perseguidor de NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora