Capítulo 8: Ayúdalo

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Hattori

Solté un largo suspiró agotado, el timbre por fin había sonado dejándonos libres por medio hora. Me estiré en mi asiento haciendo crujir algunos huesos de mi espalda.

Estaba decidido a ir a buscar algo para comer sin embargo el timbre de mi celular llamó mi atención, saqué mi teléfono del bolsillo y me quedé sorprendido al ver el nombre de la persona que llamaba.

Rápidamente atendí la llamada.

—H-Hey, Chica Bonita. ¿qué tal? —salude con nerviosismo, todavía esperaba el castigo por haber robado las fotos, peor aún con lo que me dijo Kudo sobre haberla hecho enojar estaba paranoico.

Eso solo significaba una cosa, ella estaba esperando el momento perfecto para vengarse de mí y eso me aterra.

—Heiji… —escuché su murmullo lleno de preocupación.

—¿Estás bien? ¿Pasó algo? —pregunte alarmado levantándome de mi asiento asustado, dispuesto a ir corriendo hasta ellos si era necesario.

—No… —murmuró con suavidad, se notaba que quería decir algo, pero su respuesta por lo menos me calmó, volviéndome a sentar. —O espero que no, por lo menos. —susurró con tristeza.

—Sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿cierto? —comente con suavidad tratando de tranquilizarla.

—Heiji, yo… tengo miedo de que algo le pueda pasar a Shinichi. —me dijo con melancólica.

—¿Qué está pasando? ¿Tiene algo que ver con… "eso"? —pregunté cauteloso, bajando más la voz.

—Si, pero no sé qué está pasando. —hablo preocupada. —Shinichi está haciendo una investigación y me pidió que no me acercara a él durante un par de días, está solo y estoy muy preocupada por él. —me soltó con total sinceridad, no era muy común que ella sea tan honesta con sus sentimientos.

Fruncí el ceño sin ser capaz de decirle algo, ¿Cómo iba a consolarla? —me pregunté a mi mismo.

—Shiho, yo…

—¡¿Quién es Shiho?! —me preguntó de la nada Kazuha, apareciendo de golpe frente a mi escritorio con una mirada… ¿molesta?

—¡Ahh! —grité sin querer impulsando mi silla hacia atrás golpeándome contra el escritorio de atrás. —¡¿Qué diablos, Kazuha?! —gruñí molesto levantándome de la silla mientras acariciaba mi espalda.

—Heiji, ¿estás bien? —escuché la voz preocupada de mi mejor amiga.

—Aah. Estoy bien, calma. —le respondí en seguida no quería sumarle una preocupación más.

—¡¡Heiji!! —me gritó Kazuha en todo el rostro, inflando sus cachetes.

Está más loca de lo que creí. —pensé mirando a mi amiga de la infancia como si hubiera salido de un vórtice frente a mi.

Tape el auricular antes de hablarle a la lunática de mi amiga. —Estoy en algo importante aquí, deja de molestar. —le dije antes de alejarme de ella. —Ahora sí, te escucho. —comente caminando a paso despacio a la ventana más cercana esperando que siguiera hablando y que Kazuha no me siguiera.

—Heiji, estoy muy preocupada por Conan, no creo que me pida más ayuda así que por favor es muy probable que te lo pida a ti… así que ayúdalo ¿si? —me dijo esperanzada, incluso podía sentir su ansiedad a través del móvil.

Perseguidor de NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora