Capítulo 10: Preocupaciones y anhelos

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Narrador 

La tarde era serena, solo se podía escuchar el silbido del viento pasando entre los árboles, los colores del bosque se diluyen entre la inmensidad de colores mezclados y la negrura a un ritmo lento pero constante.

Era como una danza cálida y nostálgica donde el sol se despedía ante nuestros ojos con una hermosa vista, mientras la luna hacía acto de presencia con todo su esplendor.

Los reflejos de miles de colores que desprendía el cielo, junto a al resplandor plateado de la luna caía como un rocio en las hojas de los árboles, una imagen hermosa para cualquier amante de la naturaleza o una persona tranquila que se dedica a observar lo que sucede alrededor; sin embargo este no era el caso para los niños detectives.

La hermosa vista la cual cualquier artista estaría dispuesto a pintar, fue completamente ignorada por esos metiches e entrometidos Shonen Tantei que caminaron entre los árboles buscando a la dichosa persona que necesitaba ayuda, sin saber en qué se metían.

Por otro lado Takagi y Sato hablaban con Sawamura en su apartamento, descubriendo que un pequeño niño de lentes había preguntado lo mismo que ella a petición de Kogoro.

Al igual que Shiratori y Chiba se enteraban igual que Conan también había hablado con el hermano mayor de la difunta, también se enteraban que habría una asesinato más.

Rápidamente llamaron a Kogoro para resolver ese dilema pero como él obviamente no sabía nada de lo que hablaban este negó haberlo mandado a hacer algo.

Así la policía se preparó para entrar en acción por el próximo asesinato.

En algún lugar de Tokyo

Un joven de nombre Mizutani se encontraba frente al mejor y más hermoso atardecer que alguna vez pudieran observar, pero el muchacho no le interesaba eso.

Su mente estaba destrozada repitiendo los recuerdos de sus momentos más felices, en todos y cada uno de ellos se encontraba una persona.

La que una vez fue su amada.

Recordaba cada gesto, cada sonrisa, su voz, su aroma; ella era parte de él así como él lo fue de ella y ahora que no estaba sentía como había perdido la mitad de su alma.

Solo era una cáscara vacía de anhelo y añoranza, extrañarla era una maldición pero también era una bendición, poder verla en sus recuerdos aunque ya no estuviera a su lado.

La suave brisa recorrió por su rostro pero incluso la agradable temperatura no tuvo ningún efecto en él, sólo podía pensar en ella.

—Nana… 

Podía recordar con plenitud cada detalle de ella, como su estuviera enfrente, su mirada de alegría, su sonrisa radiante, su cabello corto levantarse cuando corría delante de él en los lugares que visitaban.

Rápidamente sus recuerdos sobre ese día, ese trágico día donde la perdió llegaron a su mente, apretó la foto en sus manos, esa donde se veían tan felices.

—Nana… —volvió a llamarla aún cuando sabía que ella no le respondería, acercando su frente a la foto.

El joven estaba devastado por haber perdido a su alma gemela.

Casa Agasa

—Está bien, intentaré también encontrar alguna pista, gracias. —dijo el Profesor Agasa antes de devolver su teléfono fijo a su puesto.

—¿Tsubaraya-kun tampoco ha vuelto aún? —preguntó extrañada Ai aún lado de él, ella estaba segura de que incluso podían tardar por quedarse entretenidos en algo, pero eso no incluía a Mitsuhiko, quién era bastante responsable y nunca llegaba tarde a su casa sin haber avisado antes.

Perseguidor de NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora